En esta oportunidad volvemos a abordar un tema que para nosotros es fundamental para el desarrollo del departamento y de toda la región: el descuento en la tarifa de UTE para el norte del país. Ya hemos hablado del impacto positivo que tendría esta medida si finalmente se concreta, pero cada vez que las temperaturas aumentan queda más claro que este es un asunto urgente, tanto para los hogares como para los comercios.
La diferencia con el sur se profundiza año a año. No solo enfrentamos jornadas con más de 10 grados de diferencia respecto a Montevideo (lo que implica un gasto energético y económico mucho mayor), sino que además seguimos viendo cómo el 80% de los recursos estatales se destinan a la capital y su área metropolitana, mientras que apenas el 20% llega al norte.
Estos números explican gran parte de la desigualdad que vivimos a diario: infraestructura rezagada, rutas deterioradas, caminos en mal estado, menos oportunidades laborales y mayores niveles de informalidad. Mientras el desempleo en Montevideo no llega al 15%, en Salto supera el 30%. Y si hablamos de informalidad, el ser una ciudad fronteriza agrava todavía más la situación.
Lamentablemente, los indicadores que se “agrandan” en el norte siempre son los negativos: desempleo, informalidad, falta de inversión, escasa mano de obra y una distribución desigual de los recursos del Estado.
Y preocupa. Preocupa mucho. Porque esta realidad que padecemos no es inevitable: podría cambiar con una sola decisión política. No estamos hablando de un costo para el Estado, sino de un incentivo estratégico para que el norte pueda despegar.
Un descuento en la tarifa de UTE sería un alivio real para el contribuyente. Para el trabajador que necesita un descanso reparador y que en las noches de calor extremo no puede apagar el aire acondicionado. Para el almacenero del barrio que hace un esfuerzo enorme para mantener sus productos en condiciones y su local agradable, aun cuando la factura le llega al doble.
Sería también un impulso para que las empresas locales puedan invertir, crecer, mejorar su infraestructura y contratar más personal. Y convertiría al norte en un lugar atractivo para empresas nacionales y multinacionales que miran al Uruguay como destino, pero que suelen inclinarse por Montevideo y su cercanía al puerto. Un diferencial tarifario podría ser el factor decisivo que necesitamos para que por fin lleguen nuevas inversiones y se generen empleos reales y sostenidos.
En definitiva, con un estudio serio sobre las ventajas regionales, podemos afirmar que esto es lo único que el norte necesita del sur para comenzar a cerrar la brecha en calidad de vida.
Es una medida tangible, posible y completamente al alcance del gobierno nacional. El proyecto está presentado, estudiado y analizado. Solo falta lo más importante: PONERLE LA FIRMA.





