El cambio climático no es un fenómeno natural, sino una invención política.
José Ramón Ferrándis
El calentamiento global es una mentira creada por unos pocos para enriquecer a muchos. El verdadero crimen no es la contaminación, sino la manipulación de la opinión pública en torno al cambio climático, en donde nos encontramos en un ambiente plagado de informes pagos por las corporaciones, organizaciones y Estados sumamente interesados en este relato catastrófico.
A lo largo de la historia siempre existieron profetas del desastre, predicciones que jamás se cumplieron, y allí encontramos a Thomas Malthus que por el Siglo XIX predijo la extinción de los recursos naturales a causa de la sobrepoblación mundial; la premonición de William Jevons de que las reservas de carbón se agotarían; la profecía de Paul Elrich y el Club de Roma que, a fines del Siglo XX, predijeron el agotamiento del petróleo y las reservas de agua dulce; en el año 1896 Svante Arrhenius predijo el aumento de la temperatura del planeta a causa de la emisión de CO₂, el derretimiento de los polos y el aumento del nivel del mar ; allá por el año 1852 Robert Angus Smith predijo la “lluvia acida”, entre muchos otros vaticinios incumplidos….el cambio climático es otro de esos fiascos profeticos.
Esta mentira apocaliptica comenzó con el siguiente relato: “calentamiento global”.
El problema surgió cuando los datos demostraron que en 100 años (1900 – 2000) la variación de la temperatura fue absolutamente insignificante (+ 0,6 grados), verificándose que la realidad era que la tierra no se calentaba, y que luego del año 2015 la temperatura del planeta se estaciono.
Era impostergable cambiar el lenguaje y entonces encontraron la expresión “cambio climático”. Claro, esta expresión vaga y genérica encajaba porque, aunque no diga nada, es obvio que el clima cambia todo el tiempo. Ahora bien, lo cierto es que se trata de una tautología puesto a que, desde que la tierra es tierra, el clima nunca estuvo estático, ha cambiado constantemente…pero no para mal ni por causa del hombre.
Nos dicen que el dióxido de carbono – CO₂ – que emite el hombre a la atmosfera es la causa del cambio climático y del calentamiento de la tierra. Son nuestras malvadas chimeneas y caños de escape los que van a convertir al planeta en un infierno, en un horno, con la potencia para derretir la Antartida, los polos y Groenlandia, para que luego, todo ese deshielo, vaya al mar, aumentando su nivel.
Hace décadas vienen repitiendo estos relatos trágicos y nada de esto ha sucedido, ni siquiera nada de que se acerque a algo parecido.
Los “calentologos del mal” toman los datos y mediciones de acuerdo a sus conveniencias para justificar luego sus hipótesis preconcebidas. Parten de la premisa equivocada de dar por sentado que la emisión de CO₂ por parte del hombre es el responsable de que la tierra se caliente y a partir de allí ajustan todas sus hipótesis y conclusiones.
Lo cierto es que no existe ninguna relación entre el aumento de la emisión de CO₂ y el aumento de la temperatura. En realidad, es todo lo contrario. Hace cientos de años atrás el mundo paso por periodos más calientes que los actuales y no existían fabricas ni autos. Los gráficos muestran que la temperatura nunca fue constante, en un cierto periodo subió, en otros bajó, y todo ello con un continuo incremento del CO₂.
El clima de la tierra es fantástico, un paraíso en el universo que permite la vida; sin embargo se empeñan en atemorizarnos diciéndonos que seremos los humanos los que nos llevaremos puesto al planeta. Resulta impostergable no dejarse intimidar ni engañar por burócratas, políticos, científicos prebendarios y diversos tipos de organizaciones que se enmarcan en lo que defino como los “calentologos del mal”.
Ahora bien: ¿Qué es lo que no nos dicen? ¿Qué es lo que se oculta detrás de la farsa?
Que el CO₂ es una fracción increíblemente ínfima de los gases con efecto invernadero (GEI) que componen la atmosfera; representa solo un 3,7%, y de ese porcentaje mínimo el hombre tiene una incidencia ínfima de 3%. Es decir que el 97% del CO₂ que va a la atmosfera es emitido por la propia naturaleza a través de los mares y océanos, la descomposición de materia orgánica, la erupción de volcanes, los incendios naturales, la desgasificación de los océanos, etc., mientras que solo el 3% es causa del hombre, sus chimeneas y autos.
La incidencia de las emisiones de CO₂ de origen humano sobre el total de los gases de efecto invernadero es del 0,111%. Es decir, prácticamente insignificante en términos porcentuales. El relato de los “calentologos del mal” pretenden hacernos creer que esa ínfima incidencia es la causante de todas las catástrofes que ocurrirán en un futuro cercano en nuestro planeta.
Si, aunque no lo creas.
Nos pretenden engañar diciéndonos que el culpable de la alteración del clima y de los aumentos de las temperaturas es el hombre y eso no es creíble puesto a que el CO₂ que emite el hombre es tan ínfimo que no tiene ninguna incidencia en el clima.
¿Qué otras cosas te ocultan?
Que el más abundante y más importante gas de efecto invernadero (GEI) es el VAPOR DE AGUA, que compone el 95% del total de los GEI de la atmosfera, y juega un papel fundamental en la regulación térmica del planeta, el ciclo del agua y la formación de nubes y precipitaciones. El restante 5% de los GEI de la atmosfera se compone de: (i) 3,7% de CO₂ (solo el 3% es de origen humano), como ya vimos, y (ii) 1,3% de otros gases como el metano o el óxido nitroso.
¿Qué otras cosas no te dicen?
Que el CO₂ es un gas magnifico para la tierra y para todos los seres vivos pues todos estamos hechos de CO₂, siendo lo que permite que vivamos en este paraíso terrenal, es lo que permite la vida. El humano exhala CO₂, lo tiene en sus pulmones, en su cuerpo, así que de malo y venenoso no tiene nada. Sin el CO₂ nos congelaríamos y moriríamos, no tanto por el frio, sino fundamentalmente porque las plantas no existirían pues no podrían realizar la fotosintesis.
Los “calentologos del mal” jamás hablan de esto porque algo tan simple como el vapor le destroza el relato y la farsa del cambio climático por completo.
Claro, la clave de todo esto está en que la emisión de CO₂ es una actividad humana relacionada con el progreso, el aumento del comercio y la prosperidad, y al ser una acción que ejecuta el hombre los gobiernos tienen la excusa perfecta para gravarla y así hacerse de pingues ganancias y recursos expoliando los ingresos a los contaminadores. Asimismo, todos los colectivos ambientalistas pueden verse beneficiados con el dinero público, previamente sustraído. El vapor de agua, al no ser una actividad humana, no se puede gravar, no hay lucro empresarial, no hay ganancias para los políticos. Este es el motivo del fraude, el negocio multimillonario detrás de los gravámenes, las regulaciones verdes, los impuestos, los ecologistas, etc. El CO₂ es el “cabeza de turco” y el vapor de agua lo hace desparecer.
¿Se dan cuenta de lo que se trata el negocio detrás del cambio climático?
El planeta se está reverdeciendo, no convirtiendo en un desierto, vean los mapas de la NASA, que nos dicen que en los últimos 25 años la tierra se ha reverdecido en una cantidad equivalente a dos Estados Unidos contiguos, es decir 18 millones de km2 reverdecido en los últimos en los últimos 25 años.
El negocio detrás del clima busca obstaculizar el progreso y la prosperidad de las sociedades. Se utiliza con fines políticos, como si fuera una ideología, un dogma, para atacar a los países más desarrollados, a los países capitalistas, y por supuesto a Estados Unidos.
La ONU es la encargada de llevar esta Agenda suicida en Occidente, elaborando informes completamente sesgados que culpan de todo a la especie humana, sin nunca detenerse a estudiar las razones por las cuales la temperatura ha oscilado en una variación de 0,6 grc en más de 100 años o que la máxima temperatura se dio en los años 30 del Siglo XX, es decir, hace 95 años, donde la producción de CO₂ humana era ínfima.
El único objetico es manipular a la opinión pública para que se convenza de que el ser humano es el responsable, para luego financiar el fraude en base a impuestos y regulaciones. En concreto, el cambio climático es un sistema para gravar a la gente, recaudar impuestos y hacer que todo valga más caro.
Además de los gobiernos, políticos, burócratas y movimientos colectivos: ¿Quiénes más se benefician?
Claramente, las empresas que producen alternativas a la emisión de energía tradicional. Se trata de un negocio gigantesco, en la que participan los fabricantes de coches eléctricos, paneles solares, energía eólica, etc.
El clima no lo determina ni modifica el hombre, no somos tan importantes, en el clima manda el Astro Rey, EL SOL. La geología y el clima de la tierra está determinado por los rayos solares, los rayos cósmicos, el vapor de agua y las nubes, todo esto es lo que determina la temperatura del planeta.
El SOL provoca el cambio de clima; el CO2 es irrelevante.
La fe religiosa del “calentamiento global” no se sustenta en pruebas, no tiene consenso ni respaldo científico, pero a pesar de ello, quien se oponga a la religión del calentamiento es un hereje. Se trata de pura manipulación de la información científica para hacer aparecer lo que no existe, eso no es ciencia, es un fraude científico fantástico.
Y la gente repite como pericos el fraude, lo cree sin cuestionarse, sin investigar ni profundizar en nada. Concluyen apresuradamente que “la tierra se calienta y el hombre es el culpable: caso cerrado” , haciéndose eco de discursos políticos o de información manipulada que parte de los medios de comunicación, pero que no tienen sin ningún rigor científico…y quien ose oponerse a este relato de los “calentologos del mal” es un conspiranoico.
Si la adolescente Greta lo dice tiene que ser verdad, no tenemos nada para sospechar de la joven, pero somos capaces de poner en duda la petición firmada por 31.478 científicos, académicos, profesionales, etc, que rechazaron el calentamiento global y que la emisión de CO₂ por parte del hombre tenga incidencia alguna en ningún aumento de temperatura (Petición de Oregón). Eso tiene que ser mentira ¡viva Greta, carajo!
Hoy vivimos una realidad en que el relato se impone a los datos: una declaración de Greta vale más que la opinión de miles de científicos. La teoría sobre el clima se ha transformado en ideología política totalitaria, que censura e intimida. Una inmensa industria de la que dependen muchos negocios y mucha gente.
El socialismo de izquierda del calentamiento global es anti desarrollo, anti progreso, anti crecimiento, anti coches, anti fábricas, y por supuesto ante Estados Unidos. Tiene como único objetivo acabar con la sociedad industrial, pretende nacionalizar las malignas fabricas de manos de los capitalistas y que pasen a manos del Estado, porque claro el Estado no va a contaminar, nos va a cuidar el aire. La idea es quedarse con las fábricas o en su defecto asfixiarlas con impuestos ecológicos y regulaciones verdes, que derivan en ganancias y poder para el político. El mito del calentamiento global es la excusa para el atropello de la libertad individual, el mercado libre y la competencia. Actos propios del neo marxismo. El negocio es brillante, salvo por un pequeño detalle: provocara un cataclismo de pobreza, hambrunas y miseria.
El magnífico climatólogo Richard Linden dijo: “el alarmismo científico se basa en modelos informáticos inherentemente indignos de confianza” y Nils – Axel Mornes señalo que era “la mayor mentira jamás contada”.
A veces pienso que todo esto del cambio climático lo único que demuestra es la falta de humildad del ser humano, que en su soberbia y omnipotencia piensa ingenuamente que puede incidir en la geología del planeta. Si, definitivamente, es un tema de ego, pero con intereses espurios muy claros y profundos detrás de la falta de modestia.
Culmino el articulo hablándoles a los jóvenes. Sepan que todo es un burdo montaje, no se dejen manipular, no caigan en las redes progresistas, no permitan que las elites les infundan miedo y los hagan responsables de todas las catástrofes planetarias que ellos nos dicen que sobrevendrán. Ustedes no tienen nada que ver con las tempestades, sequias, aumento de temperatura, huracanes , tornados, inundaciones, incendios, muerte de abejas y osos polares, malaria, hambrunas, que dicen se avecinan si seguimos emitiendo CO₂. Sus acciones en la vida son importantes pero no tanto como para distorsionar la geología, el clima y meteorología del mundo.
Los verdaderos problemas que acechan al mundo no están en el cielo.
¡Vivan libres sin temor!
IST
Fuente: (i) – Crimen de Estado de Jose Ramos Ferrandis (ii) – «Cambio Climático ¿Hecho o fraude?» de Hugo Rubio Águila, (iii) – »Cielo y tierra: calentamiento global: la ciencia que falta, de Ian Plimer y (iv) – Los dos grandes fraudes científicos de los siglos XX y XXI: los casos del dicloro-difenil-tricloroetano (DDT) y del cambio climático o calentamiento global» de Esteban Morales.