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sábado, 7 de junio de 2025
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Basta de mirar para otro lado

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Diario EL PUEBLO digital
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Viendo los distintos conceptos que pueden notarse dentro del mundo carcelario, en nuestro país nos dio mucha pena ver como se pretende dividir el Uruguay entre buenos y malos. Se ha dicho que en el Uruguay no hay “brecha” precisamente y para nosotros nada más errado hay una brecha que se acentúa día tras día.
Basta ver cómo se argumenta en el tema seguridad, las cifras “manejadas” o no a favor o en contra de tal o cual posición, nos quieren mostrar que en la represión y la sanción radica el éxito o el fracaso de una política.
Es así que el oficialismo muestra con satisfacción cómo ha bajado la delincuencia en el país. La oposición en cambio sostiene que esta baja es fruto de las políticas que ya se venían aplicando, o de la pandemia, y demás.
Nadie parece notar que la realidad indica que esto poco importa a quienes sufren el delito. Así hubiera una sola rapiña en el año, si la víctima fatal está en su familia o en su entorno, nada ni nadie habrá de convencernos que estamos mejorando en este tema.
Hemos sostenido que para mejorar -solución no se conoce, en este tema- necesitamos un cambio cultural. Necesitamos ver que con la sola represión no hay salida, que la privación de libertad no debiera ser tortura, amedrentamiento, ni amenazas.
Es responsabilidad de todos nosotros y mientras no encontremos alternativas, la droga y el delito nos habrán de atormentar.
En el fondo estamos desnudando dos modelos diferentes de sociedad, una que cree que la solución llegará por el camino de la represión, del amedrentamiento y de la dureza de las penas.
La restante entiende que nunca habrá posibilidades de un cambio, de una sociedad diferente, si no hallamos la manera de rehabilitar y sobre todo de darles otras opciones a los niños y los jóvenes.
Muchas voces se escandalizan cuando se sostiene que la principal cuna del delito radica en la pobreza. Ni tanto ni tan poco. La enorme mayoría de los presos es pobre. Es en esta franja de la sociedad donde el narcotráfico y todo tipo de delincuencia ha reclutado a la mayor parte de sus seguidores y nadie puede escandalizarse por ello.
Es que sólo los pobres formados y educados son capaces de buscar otros caminos, no siempre fáciles ni disponibles.
“Es lo que hay valor” hemos escuchado muchas veces, y la sociedad sigue prefiriendo mirar para otro lado antes que analizar la cuestión de fondo.
A.R.D

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