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sábado, diciembre 13, 2025

Bárbara y Yamandú de Xangó: candombe, mujer y resistencia

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Diario EL PUEBLO digital

Bárbara y Yamandú de Xangó: candombe, mujer y resistencia.

Xangó Candombe, una comparsa que entiende el carnaval como expresión cultural, trabajo colectivo y herramienta social. En esta conversación, Bárbara y Yamandú comparten su recorrido personal dentro del candombe, las dificultades de la gestión cultural en el interior y una propuesta artística que pone en el centro a la mujer.

¿Cuál es tu rol dentro de Xangó Candombe?

Bárbara: Soy una de las dueñas y responsable del cuerpo de baile. En una comparsa tiene que haber una persona responsable ante la Intendencia, que firme notas y participe en las reuniones con jurados y la comisión de carnaval, para asegurar continuidad.

¿Todas las comparsas están formalizadas?

Bárbara: No, muchas están empezando y el costo es muy alto. Entre requisitos como un espacio físico propio y honorarios legales, se superan los 60.000 pesos, un gasto que muchas veces impide invertir después en el trabajo real del carnaval.

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¿Existe alguna política pública de acceso a la formalización?

Bárbara: No. Cada comparsa se la tiene que jugar como puede. Hacemos rifas, ventas de comida y distintas actividades durante el año para juntar un fondo mínimo. Recién en octubre o noviembre, en las pruebas de admisión, las que pasan reciben un adelanto para trabajar, que después se descuenta de los premios.

¿Y el vínculo con la Intendencia?

Bárbara: Es limitado. Ese adelanto ayuda, pero el apoyo es poco. Tenemos muchos problemas con los ensayos, sobre todo con el tránsito. No hay conocimiento real de cómo funciona el carnaval.

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¿Es un tema de gestión de la cultura?

Yamandú: Es una decadencia que viene de hace décadas. Malos conceptos de cultura, coordinaciones que nunca estuvieron presentes. Hoy está mejor, con más foco en áreas como los museos. Para mí, la cultura popular es la cultura del pueblo: las escuelas de samba, las comparsas de candombe, las murgas. 

¿Eso se refleja en el trabajo concreto?

Yamandú: Hoy tuvimos una reunión donde se empieza prácticamente de cero con la comisión de carnaval 2026. Antes hablabas con una persona, después con otra y siempre se reiniciaba todo. También falta una mirada más amplia, por ejemplo en la elección de comparsas invitadas, pensar el litoral como región.

Lo positivo es que ahora hay apertura a escuchar sugerencias. Eso antes no pasaba. Se empieza a ver algo distinto, aunque con cautela.

Bárbara, empezaste a los 15 en el carnaval, ¿verdad?

Bárbara: Sí, había pasado 3º de liceo y mi padre, como regalo y para valorar mi esfuerzo, me dejó salir por primera vez en una comparsa. Pero tenía que ser una del barrio. Había un barrio cercano con gente amiga y ahí fue mi debut.

Fue una experiencia hermosa, pasaron muchas cosas: era una comparsa que recién empezaba, el carro se pintó a último momento. Era Comparsa de Samba. En ese entonces se decía comparsa.

¿Y cuándo cambió?

Yamandú: Entre 2011 y 2012. Ahí se empieza a hablar de Escuela de Samba, con zurdo de primera y de segunda.

¿Se conocieron en el ambiente de la comparsa?

Bárbara: Nos conocimos en 2001. Yo bailaba en una comparsa que se llamaba Tropi Junior, de Rubén “Gallo” Torres, de quien aprendí muchísimo.

Yamandú: En esa época yo tocaba tamborín. Después de un desfile la invité a bailar y ella dijo que no.

Bárbara: Sí, fue así.

Yamandú: Pasaron muchos años. Me fui de Salto en 2003 y volví en 2012.

Bárbara: Cuando volvió, yo seguía vinculada al carnaval.

Yamandú: Nos reencontramos en los ensayos y, desde la amistad, empezó otra etapa y nos casamos.

Y después dan el paso de tener una comparsa propia. ¿Cómo fue ese tránsito?

Yamandú: Nuestro último carnaval con Tropi Junior fue en 2013. Rubén se enfermó. En ese contexto, le dijimos que si él no salía, nosotros tampoco. Él mismo nos dijo: “¿Por qué no prueban otra cosa?”. Fuimos a La Tocandera, una comparsa de negros y lubolos. 

Bárbara: Estuvimos cuatro años ahí. El primer año salí como bailarina y al segundo pasé a ser vedette. Desde ese momento siempre ocupé ese rol.

¿Vos tocás también?

Bárbara: No en la comparsa. Entiendo el candombe, pero tocar me cuesta mucho, cuando los gurises largan el corte, uno se pregunta cómo hacen para ir, volver y marcar todo tan preciso.

Yamandú: Ahí está la base del candombe.

¿Es solo técnica o hay algo más?

Yamandú: El candombe se puede hablar desde lo técnico y desde lo espiritual. En lo espiritual, a mí me pasa que me cuelgo tocando el tambor y siento que no soy yo. Es como despertarme tocando y preguntarme dónde estoy.

Bárbara: Es una descarga real. Cuando el tambor suena, algo se acomoda. El cuerpo lo siente y te dejás llevar.

¿Y en lo técnico, dónde está la clave?

Yamandú: El chico marca el tiempo. Si va lento, la cadencia es lenta. Si acelera, el piano y el repique lo acompañan. El chico es el tiempo. El piano es la base. El repique dialoga.

Bárbara: Eso se ve enseguida en el baile. Cuando el chico cambia, el cuerpo cambia. La comparsa se mueve junta, como si fuera una sola cosa.

Yamandú: Y hay algo que no puede faltar: la madera. Es como un cuarto tambor. Todo eso empuja a la comparsa. Cuando se conecta, no hay con qué darle.

Bárbara: Ahí pasa algo que no se explica del todo, el candombe te lleva.

Para cerrar, hablemos de “Candombe, Mujer y Resistencia”. ¿Cómo se viene el carnaval?

Bárbara: Se viene lindo, trabajando mucho. El camino tuvo dificultades y aprendizajes, pero el grupo está firme. La idea también es dejar un mensaje. Que el carnaval diga algo más allá del desfile.

¿Cómo aborda Xangó Candombe estos temas?

Yamandú: Cada temática busca dejar un mensaje. Este año elegimos un tema delicado y lo marcamos desde lo visual. El lila y el violeta —colores asociados a las luchas por reconocer los derechos de las mujeres—, están presentes en los tambores junto al blanco.

La mujer ocupa un lugar central. La ancestralidad de la comparsa pasa por la Mama Vieja, la más sabia. Todos nacimos de una mujer. Por eso Xangó Candombe propone valorarla, reivindicar sus derechos y colocarla en el centro de la danza, como una figura sagrada. 

¿Es difícil ser mujer en el carnaval?

Bárbara: Sí, es muy difícil.

¿En qué se nota más?

Bárbara: Muchas mujeres sienten complejos internos que les impiden salir. La discriminación aparece por muchos lados: por el color de piel, por el origen social, por el cuerpo, por las estrías, por la panza, por los rollos. Todo eso pesa.

¿Te tocó vivirlo de cerca?

Bárbara: Sí. En pleno desfile me pasó que otra mujer señalara y criticara mi cuerpo. Es fuerte pensar que sea una mujer quien critique a otra, cuando muchas veces ese señalamiento nace del deseo de estar ahí y de la dificultad para animarse.

Salir a bailar es una forma de exposición.

Bárbara: Claro. Salir a bailar es mostrarse tal cual una es. Es estar en paz con el propio cuerpo. Por eso creo que la base está en aceptarse y quererse. Cuando una no se quiere, se vuelve muy difícil esperar aceptación de afuera.

Para finalizar; ¿quieren agregar algo más?

Yamandú: Remarcar que la cultura del candombe en Salto está creciendo y que también tenemos que apuntar al trabajo social de cada comparsa en cada barrio.

Cuando hablamos de racismo o discriminación, nadie puede quedarse callado. Si somos responsables de espacios donde participa mucha gente, también tenemos que educar a los nuestros. Y si vemos una situación de discriminación, tenemos que actuar.

Todos somos parte de la sociedad y todos podemos aportar un granito de arena para cambiarla. Ese es el mensaje.

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