AGENDA LEGAL: REFLEXIONES SOBRE EL DERECHO
En el presente contexto de gestión pública en el marco del préstamo “LIMPIA SUELDOS” del Banco República configura, en sí misma, un acto reprochable desde el punto de vista jurídico administrativo. Esta maniobra revela una dimensión un procedimiento, de apariencia lícita, cumple la función de desplazar la deuda hacia un acreedor estatal.
Estos actos, lejos de atender el interés legítimo colectivo, incurren en un disvalioso comportamiento institucional que propicia la perpetuación del endeudamiento funcional, al tiempo que segmenta la carga financiera en una cadena interminable de cuotas bajo la sombra de la usura velada.
Ahora bien, dejando la jerga legal para no dormir al lector, lo que tenemos acá es un clásico “cambiemos un poco el escenario, pero la obra sigue igual”. O sea, en vez de deberle a diez prestamistas de cooperativas, ahora le deben todo al Banco República, ese amable gigante que te escucha, te presta, te sonríe y a fin de mes te alcanza la factura con intereses que hacen bailar el tango del bolsillo. ¿Lo gracioso? Nos venden la historia como si fuera un rescate, una ayuda divina para “limpiar” el sueldo, pero en realidad es como pasar la mugre de un lado a otro del piso sin una escoba decente.
¿Y entre tanto quiebre presupuestal y malabarismo financiero? Los funcionarios públicos quedan como equilibristas en la cuerda floja, tratando de no caer en el abismo de la deuda eterna, porque claro, “si sos funcionario público tenés que estar endeudado en el BROU”. ¡Qué consuelo! La industria financiera acecha con sus garras, y el Gobierno, que podría poner un límite a la usura, mira para otro lado con el pretexto de evitar la proliferación de prestamistas ilegales.
Para rematar, vivir endeudado porque “te están ayudando” es como casarse con el enemigo; un contrato tácito donde la falsa solidaridad es moneda corriente y el chantaje financiero se disfraza de política de estado.
No queremos que este océano de deudas quede sepultado en la arena del olvido, ni que la usura deje su marca imborrable en el alma de los trabajadores públicos. No se dejen engañar: el tiempo es vida, y el trabajo es la venta de esa vida a cambio de dinero. No regalen su existencia, porque solo hay una y vale mucho más que cualquier deuda.
Hasta la próxima semana.