DUELE. Más allá de las naturales discrepancias existentes entre oficialismo y oposición sobre temas de gestión municipal, algo que ha logrado bastante consenso sorpresivamente ha sido un área que ha significado para muchos que han tenido que asumir la responsabilidad de conducir la vieja Dirección de Tránsito, hoy convertida en Dirección de Movilidad Urbana, un verdadero dolor de cabeza y que en algunos casos, en la mayoría de ellos, ha significado el final de su carrera política.
Sin embargo, como veníamos expresando, como excepción que tiene toda regla, en esta oportunidad el consenso político destaca la buena labor que en esa área de gestión municipal se ha venido desarrollando en el último tiempo. Se ve en la calles, con una proficua aparición de cartelería indicadora, despertadores en algunas esquinas que obligan a reducir la velocidad de los vehículos, pintadas de cebras, además de un cuerpo inspectivo que compenetrado con su labor, asesora, educa, y cuando no le queda otro remedio, multa.
En definitiva, pese a lo caótico de nuestro tránsito, se reconoce el trabajo realizado tratando no solo de ordenarnos en las calles, con un parque automotor exageradamente en crecimiento que termina por desbocar algunas calles en horas pico, sino además, tratando de defendernos de nosotros mismos cuando se conduce un vehículo, sea auto o moto.
Pero más allá de eso, y ante el descenso abrupto de las estadísticas en siniestros de tránsito, duele y duele muchísimo cuando dos jóvenes pierden la vida en un absurdo siniestro de tránsito por el simple hecho de no respetar la preferencia como acaba de ocurrir esta semana. Si no ponemos un poco de nosotros, por mejor gestión que haya en el trabajo de tratar de ordenar el tránsito, no habrá forma de impedir que este tipo de dolorosos hechos sigan ocurriendo. De nosotros también depende poner algo de nuestra parte.
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AVATARES. Los avatares de la vida política, como los de cualquier otra profesión, no son más que aspectos medulares pura y estrictamente de los interesados. Queda claro que a nadie le interesa más que a una novela televisiva de otro país lo que pase o lo que deje de pasar en la vida política o institucional. Para la gente que suele estar por afuera de estas situaciones, encuentros y desencuentros del universo de la política, deja de importarles por tener problemas más mundanos que atender, como conseguir trabajo o alguna changa que le permita llevar comida a su casa y poder pagar las cuentas.
Es la economía la que sigue rigiendo nuestros desvelos cada día, y no si el político fulano se peleó con el político mengano y que el político perengano salió a terciar una posible solución o vía de entendimiento entre ambos. A veces uno por su trabajo de periodista cuenta estas cosas y la gente nos termina agarrando en algún encuentro familiar o de amistades para preguntarle cómo ve la política y quién será el próximo Intendente o Presidente. Es cuando me siento como el cómico que va a un asado para desenchufarse de su vida cotidiana donde tiene que sonreír a cada paso y le terminan pidiendo que se cuente algún chiste.
Entonces uno, para no faltar el respeto al anfitrión o a quien pregunta, comienza a elaborar una respuesta finamente fundamentada y observa cómo enseguida quien preguntó pierde el interés. Entonces recalculo lo que iba a responder y opto por la versión corta, entonces como se dejan afuera las fundamentaciones, el preguntón retoma los cuestionamientos intentando parecer inteligente y nos obliga a retomar el curso original de lo que pensaba responder, ahí redoblo la apuesta y agrego más cháchara así me dejan tranquilo el resto de la noche con cuestiones que en realidad, a nadie interesa.
Hasta la semana que viene…