PRIMERA UTOPÍA. Según la Real Academia Española la palabra “utopía” tiene dos acepciones, a saber:
1. Plan, proyecto, doctrina o sistema ideales que parecen de muy difícil realización.
2.Representación imaginativa de una sociedad futura de característicasfavorecedoras del bien humano.
Mucho se ha hablado de utopías, sobre todo tras la publicación en 1516 del libro de mismo nombre de Tomás Moro, que refiere a un país que tiene un sistema político, legal y social perfecto. Al leer el libro se aprecia que Moro describe a una sociedad inexistente que no deja de ser una metáfora pues para poder realizar una sociedad perfecta se debería estar aislados del mundo, pues a ese país, Utopía, Moro lo ubica en una isla, y eso sería inviable a todas luces pues iría contra la naturaleza misma del ser humano.
Pero más allá de la descripción del mundo perfecto que surge de su imaginación o idealización de esa humanidad, vale las preguntas que nos deja desde el incipiente siglo XVI como, por ejemplo, ¿podemos proponernos a encarar la construcción de una humanidad perfecta?
Como lo dice su propia definición, la utopía es “de muy difícil realización”, algunos pensadores modernos incluso han ido más lejos, refieren a que por definición las utopías son inalcanzables, se trata de ideas imposibles de concretar.
Pero quizás el planteo que debiéramos formular es otro, y no tomar nuestras propias utopías de una mejor sociedad como un fin en sí mismo o el objetivo a alcanzar, sino que simplemente sea la hoja de ruta de un camino que tenemos que transitar.
Me explico un poco más. ¿Qué sería de este mundo sin soñadores? Los soñadores son los que piensan en un mundo mejor, no perfecto, apenas mejor de lo que tenemos. De hecho, Moro no escribió una obra de fantasía, sino en un tratado moral y político de cómo se debería actuar desde el Estado y la sociedad.
Trabajar para mejorar y arreglar aquello que está dañado en nuestra sociedad es como se dice en Derecho Privado, una “obligación de medios” no una “obligación de resultados”.
No se trata entonces de alcanzar la sociedad perfecta, sino que se trata de trabajar para tratar de ir en busca de ella. Una forma más vulgar de explicarlo graficaría a la utopía como aquella zanahoria que se cuelga delante del animalito para que avance tras ella. De ahí lo de que la utopía sería un camino, una estrella que nos guíe y fundamente nuestras acciones.
Entonces, tendríamos que comenzar con un diagnóstico. Como sociedad, ¿estamos bien o podemos mejorar? Está claro que uno nunca debería sentirse satisfecho y bajar las persianas por estar conforme con lo que tiene. Quizás uno se sienta bien por uno mismo, pero si formamos parte de una sociedad, ¿podemos desentendernos de ella y mirar para otro lado? Es cuando uno además tiene que comenzar a mirar por los demás, y no quedarse egoístamente con la satisfacción individual, se debe pensar también en forma solidaria en el resto de la sociedad.
Ahí quizás veremos y comprenderemos que no todos se encuentren pasando un buen momento, ¿qué hacer entonces? Comenzar a pensar en ideas, propuestas, proyectos, utopías. La primera utopía a conquistar sería que eso no se hiciera en solitario sino entre todos.
Hasta la semana que viene…