INVERSIÓN. La crisis de 1929 pegó muy duro a un país como Estados Unidos, tan así que retumbó en todo el mundo la caída de la primera economía mundial de esos tiempos. De tan dura crisis se salió a través de una inteligente política de inversión pública durante la presidencia de Franklin Delano Roosevelt conocida como “New Deal”, que generó fuentes de trabajo en aquellas clases trabajadoras que no encontraban empleo y debían vivir de la caridad.
La inversión pública fue la clave.
Hoy se conmemora el Día de la Industria de la Construcción en nuestro país, que no está pasando un buen momento desde la óptica de los trabajadores, particularmente en nuestro departamento. En los pasados años hubo una década donde la economía tuvo, como se dijo, viento de cola, en el mundo, pero especialmente en Uruguay, donde había cerca de 50 mil trabajadores en el sector de la construcción, de los cuales, poco más de 2.500 estaban en Salto, cuando en el promedio de los mejores años había alcanzado hasta 1.500 obreros de la construcción. Hoy apenas llegan a 400, y a partir de noviembre que termina una obra importante en el área de la energía fotovoltaica se perdería casi la mitad de las fuentes de trabajo, dejando al sector un momento que acompasa al devenir del departamento con una tasa de desempleo que encabeza el podio de los desocupados en nuestro país.
Los representantes del sindicato de trabajadores de la construcción vuelven a plantear la necesidad que, en tiempos de vacas flacas en materia de inversión privada, sea el Estado que usando los dineros de rentas generales impulse la inversión pública en materia de construcción. El país necesita de más escuelas, más liceos, más CAIF, más policlínicas, más saneamiento, en definitiva, de más infraestructura. Salto es uno de los departamentos que está en lista de espera en casi todos esos rubros mientras se ve a otros departamentos avanzar en materia de inversión.
Sería un buen momento para recordar algunos compromisos asumidos en campaña electoral cuando se avisó de una gran inversión pública que reactivaría nuestra economía interna. Claro, se dijo antes de una pandemia global y de una guerra europea que afectaría algunos aspectos de la economía mundial. También se debe comprender eso.
Pero esperemos que todo el dinero que el Estado ha venido ahorrando no vaya a aparecer justo en tiempos electorales habiendo hecho padecer malos momentos a la población, con pérdidas del poder adquisitivo de los trabajadores como todos reconocen en los anteriores cuatro años.
Toda inversión pública que pueda hacerse a partir de mañana (¿por qué esperar?), será bienvenida, porque la sociedad y quienes no tienen empleo lo necesitan.
Hasta la semana que viene…