FAKE. Vivimos en un nuevo mundo donde la realidad aparece licuada y no logramos discernir dónde está la verdad y cómo ésta se mezcla con la mentira, produciendo un relato que termina fundamentando una mitología particular donde los buenos están todos de un lado y los malos están todos del otro, un mundo de blancos y negros donde los grises han desaparecido del relato. Un mundo donde las verdaderas absolutas florecen por doquier siempre y cuando sean la mía y no la tuya.
Vivimos en el mundo de las llamadas “fake news” o como más criollamente nos referimos a las noticias falsas. Mundillo que se ha potenciado por las redes sociales o como dice un amigo, las “redes antisociales”, porque más que encuentros se potencian los desencuentros con perfiles truchos de “haters” u odiadores compulsivos, algunos de ellos rentados, pues trabajan del odio de los demás y les pagan para eso.
En Uruguay hay, en Salto unos pocos, pero también hay. Es el mundo que nos ha tocado vivir. Pobres almas los que se plieguen a esa cruzada de mentiras y operaciones mediáticas de causas perdidas, porque más tarde o temprano, la luz de la verdad termina triunfando, ya que como se sabe, la mentira tiene patas cortas.
Allá aquellos que decidan vivir con su alma envenenada por la mentira que ellos mismos se encargan de crear y difundir. Pero peor de aquellas almas buenas que les creen.
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NEWS. Lo que vimos del atentado a la vicepresidenta del hermano país de Argentina es un claro ejemplo de lo que venimos de expresar en el ítem anterior. Ante un hecho notorio lo que queda es tratar de sembrar la duda, modificando inmediatamente fotos o capturas de imágenes tratando de introducir un nuevo relato, como por ejemplo, que la persona que pone un arma en la cabeza de la vicepresidenta no tenía el dedo en el gatillo u otra versión que llegó a sostener que se trataba de una pistolita de agua o aquella que sostuvo que el arma no tenía las huellas digitales de quien apuntó el arma.
Todas versiones inexactas que debieron comenzar a desmentirse mostrándose fotos reales y documentos con peritajes técnicos que demostraban que ya no solo las huellas sino además el ADN del agresor estaba en el arma usada para el atentado.
Lo insólito es que se vio a periodistas y medios destacados de nuestro país y de la vecina orilla repetir versiones que únicamente pululaban en redes sociales tomándolas por ciertas. Se intentó imponer un relato distinto a lo que pasó y muchos lo creyeron. La duda estaba puesta en la gente que creyó que todo se trató de una burda maniobra de la vice, lo que no la libera de las denuncias que debe enfrentar ante la justicia.
Este es el mundo en el que vivimos. Tenemos que estar atentos y en estado de alerta como ciudadanos para que no nos tomen desprevenidos y saber elegir con qué medios y periodistas realmente serios debo mantenerme informado. Medios y periodistas que han dedicado su vida a contar la verdad y no versiones ni rumores ni relatos falsos.
Hasta la semana que viene…