Edición Año XVII N° 878, lunes 9 de setiembre de 2024
PÉSAME. Falleció Julio de Brum, empresario y esposo de la Directora de EL PUEBLO, pero además, padre y abuelo. Reconozco que conocí a Julio más por su trabajo que personalmente. Si bien en todos estos años trabajamos en la misma empresa periodística, cada cual lo hizo desde su rol, pero además, nos cruzamos poco por los corrillos del diario debido a la forma de mi trabajo en mi casa.
En estos últimos días que he tenido que ir seguido por el diario debido a visitas que venimos recibiendo por este período electoral, noté que el lugar de trabajo de nuestra Directora estaba vacío, aunque ella no estaba ausente. Acompañando en todo momento en estos últimos días a Julio, igualmente estaba atenta a todos los detalles del diario, marcando notas, haciendo comentarios, sugiriendo desarrollos periodísticos.
En lo profesional, Julio siempre fue un gran puntal de EL PUEBLO. Cada vez que me reunía con Adriana en su escritorio siempre estaba la llamada de Julio para hacer algún comentario o consulta, siempre pendiente del diario y de la familia.
En estas horas he hablado con bastantes personas, todas han coincidido en afirmar que Julio “era una buena persona”. Que en un mundo tan competitivo en materia de negocios se llegue a esa opinión en el mundo empresarial, no es poca cosa, que además terminará siendo el legado más grande que podrá dejar a sus hijos.
Minutos antes de ponerme a escribir esta columna, nuestra Directora Adriana Martínez me confirmó que la edición de hoy de EL PUEBLO saldría de todas maneras “porque es lo que Julio hubiera querido”. Con estas breves palabras entonces, nos adherimos al dolor de su familia y le enviamos un abrazo enorme a Adriana, hijos y nietos.
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PERSPECTIVA. Pasar la barrera de los 50 años de vida parece que nos permite ver al mundo con una perspectiva diferente y encauzar nuestra propia vida de una manera más saludable, y no me refiero solo a la alimentación y a no tener una vida sedentaria, sino saludable incluso en cuanto a las relaciones humanas.
En un universo laboral tan competitivo como el que hay en los medios de comunicación, uno decide poner el acento y profundizar el trabajo y compañerismo con quienes deciden cinchar el carro para el mismo lado, lo que en materia periodística es lo que definimos ir en busca de la verdad para contárselo tal cual es a la gente.
Desde ya que soy consciente que no todos tiran el carro en busca de la verdad y deciden poner el acento en otros aspectos con los que no coincido hoy, pero con lo que alguna vez comulgué, al menos hasta cumplir mis primeros 50 años. Tengo claro que no se puede tapar el sol con la mano y no me haré trampas al solitario a esta altura de los acontecimientos. Mea culpa.
Hoy tengo cinco años más de experiencia por ese camino que he decidido recorrer, aceptando todas las visiones, aún con las que no estoy de acuerdo. En mi caso, hablando con lo que considero mi verdad, que no tiene por qué ser la de todos, porque de última, no existe una única verdad, y hay que aprender a vivir con eso.
Hasta la semana que viene… y tilo pa’la barra!
