Edición Año XVIII N° 937, lunes 3 de noviembre de 2025
ONCE. Como quien no quiere la cosa, estamos debutando en el penúltimo mes del año, y uno no se da cuenta solo por ver el almanaque, sino que cuando en el trabajo agarra la agenda para planificar la semana, observa lo finito que queda del lado derecho, que es el tiempo por venir y lo grueso que quedó del otro lado, que no es otra cosa que los días que ya pasaron.
Es así que de doce meses que tiene el año, ingresamos en el primer lunes del décimo primero o simplemente mes once de este año. Trataremos de no ser reiterativos con escritos anteriores, por lo que pregunto, ¿nos hemos dado cuenta que hemos pasado todo el año diciendo lo mismo? “Qué rápido que se va el año”, y recién terminaba enero.
*
INSIGNIFICANTES. Acabo de encontrar este domingo una verdadera ganga en la librería, y me compré los tres libros laureados de Yuval Noah Harari, reconocido historiador que ha revolucionado la forma de ver la historia desde sus libros “Sapiens. De animales a dioses”, “Homo Deus. Breve historia del mañana” y “21 lecciones para el siglo XXI”. Ahora voy por el cuarto, “Nexus”.
En la tarde de ayer me di una verdadera panzada al leer los primeros capítulos de su libro “Sapiens” y no me queda más que decir lo impresionado que me dejó corroborando todas las críticas que había leído sobre los escritos de Harari, constatando además el estado impresionante de humildad en que me dejó al demostrar con hechos fácticos lo insignificante que hemos sido los humanos en el extensísimo derrotero de nuestro planeta. Más cuando profetiza la fecha aproximada de nuestra extinción, por méritos propios.
A quienes nos gusta la historia, entenderá el apasionamiento con el que podamos abrazar esta lectura, que produce una especie de adicción, donde una página nos lleva a la siguiente y así una tras otra, que si a eso le sumo algo de música de Bach, Beethoven o Mozart, podemos decir que este domingo, al menos para nosotros, ha sido más que bueno, porque además de la lectura, nos ha permitido reflexionar un poco de dónde venimos.
A veces cuando vemos algunos planteos desmedidos de personas con algo de poder, no podemos más que sonreír porque en verdad no han entendido nada. Nos hemos olvidado de nuestros orígenes y de cómo fuimos surgiendo como civilización, de los tremendos sacrificios que tuvieron que padecer nuestros antepasados para permitirnos llegar hasta dónde hemos llegado, lo que nos lleva a preguntar, ¿qué pasaría si se les hubiese permitido ver el futuro y notar cómo hemos tratado al planeta que nos dejaron, qué hubiesen hecho? ¿Hubiesen continuado igualmente con sus revoluciones como las que marca Harari (la cognitiva, hace unos 70 mil años, la agrícola, hace unos 12 mil años o la científica, que se puso en marcha hace apenas 500 años)? ¿Qué habrían visto de nosotros? ¿Una evolución o una involución como humanidad?
Lo cierto, es que hoy muchos se creen el ombligo del mundo y no se dieron cuenta que no somos más que la pelusita que allí se junta. Ahora que terminé de escribir esta columna semanal, imaginen que seguiré haciendo…
Hasta la semana que viene… y tilo pa’la barra!





