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domingo, noviembre 30, 2025
Columnas De Opinión
Leonardo Silva Pinasco
Leonardo Silva Pinasco
Periodista en diario El Pueblo, Canal 4 de Flow, Radio Arapey.

APUNTES EN BORRADOR N° 936

Edición Año XVIII N° 936, lunes 27 de octubre de 2025

TIEMPOS MODERNOS. En las últimas décadas, las fechas patrias han ido perdiendo su verdadero significado para buena parte de la sociedad. Lo que en otro tiempo fueron jornadas de reflexión, conmemoración y orgullo nacional, hoy se reducen muchas veces a simples feriados que la gente espera con ansiedad para descansar, viajar o cumplir compromisos personales postergados.

Este fenómeno, que atraviesa generaciones y contextos, refleja un cambio profundo en la relación entre ciudadanía, historia y sentido de pertenencia colectiva.

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El desconocimiento sobre los hechos históricos que dieron origen a las fechas patrias es cada vez más evidente. Muchos uruguayos, por ejemplo, no sabrían precisar qué se conmemora exactamente el 18 de julio o el 25 de agosto, fechas fundamentales para la construcción del país. Para muchos, son solo “feriados largos” o “días libres”, o incluso en todos lados se habla más de la Noche de la Nostalgia de lo que se celebra al día siguiente.

Esta falta de conocimiento no es producto del desinterés individual aislado, sino el resultado de un proceso social más amplio donde la memoria histórica ha dejado de ocupar un lugar central en la formación cívica y en la vida cotidiana.

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La escuela, tradicional bastión de la educación patriótica, ha ido perdiendo fuerza simbólica frente a otros espacios que hoy dominan el imaginario social, como son los medios de comunicación, las redes sociales y el entretenimiento digital. En ellos, la historia nacional rara vez tiene protagonismo. Además, el ritmo acelerado de la vida moderna, las presiones laborales y el cansancio cotidiano han transformado los feriados en un refugio necesario. La sociedad contemporánea vive exhausta, y los días no laborables se han convertido en sinónimo de alivio. Pero ese legítimo deseo de descanso no debería ser incompatible con la reflexión sobre la razón de esos feriados.

Olvidar el significado de las fechas patrias es, en el fondo, perder una parte de la identidad colectiva. Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetir sus errores, pero también a olvidar sus conquistas. Las fechas patrias no son solo recordatorios de batallas o declaraciones de independencia, son momentos para pensar qué nos une como nación y cómo se proyectan esos valores en el presente.

Sin memoria histórica, la ciudadanía se debilita, y con ella la capacidad de actuar con sentido crítico ante los desafíos sociales y políticos del país.

Recuperar el sentido de las fechas patrias no implica regresar a un nacionalismo vacío ni imponer rituales mecánicos. Se trata, más bien, de reconstruir el vínculo entre la historia y la vida actual. Esto requiere políticas educativas que prioricen la formación ciudadana, medios que promuevan contenidos culturales, y comunidades que valoren los símbolos que las definen. También supone un esfuerzo individual, detenerse un momento en medio del descanso, mirar hacia atrás y reconocer el camino recorrido como sociedad.

Las fechas patrias deberían ser una oportunidad para pensar quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde queremos ir. Si solo las vivimos como una pausa en el calendario, perdemos la ocasión de fortalecer nuestra identidad y nuestro sentido de comunidad.

Recordarlas no es un gesto formal, es un acto de respeto hacia quienes forjaron la nación y una responsabilidad con las generaciones futuras. Porque un país que olvida sus raíces corre el riesgo de quedarse sin rumbo.

Hasta la semana que viene… y tilo pa’la barra!

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