Edición Año XVII N° 861, lunes 13 de mayo de 2024
RUMORES. Estamos siendo testigos de ciertos cambios de paradigmas en estos últimos tiempos, donde se revierte aquello de que toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario o que la apatía de la Justicia lleva a que el juzgamiento de la sociedad sea más rápido y eficaz, terminando por clausurar a personas, es tremendo.
Pero además, los rumores malintencionados pululan, plantando un escenario novedoso, aunque el autor Jean-Noël Kapferer relativiza en su libro ya desde su título, “Rumores, el medio de difusión más antiguo del mundo”, que se trate de algo nuevo. Los rumores han existido desde siempre en nuestra civilización, entonces, ¿por qué observamos hoy que toman una forma más eficaz en estos tiempos?
Pero digamos con total nitidez, nada tiene que ver el marco de una campaña electoral, donde en cambio sí ayuda a que este contexto haga que tomen otra intensidad. Este mal ya lo tenemos enquistados en nuestra naturaleza humana desde que el mundo es mundo.
Vimos el reciente caso de Romina Celeste pergeñando una campaña sucia sin más asidero que el testimonio de una denunciante preparada para mentir sin medir consecuencias contra una persona que podría terminar siendo electo Presidente de la República. Y ahora, del otro lado, vemos a otra persona, Esteban Valenti, que con la misma dinámica de esparcir un rumor malintencionado aprovechándose de un programa periodístico serio con casi 40 años de trayectoria como es “En Perspectiva”, adjudica responsabilidades a otro precandidato presidencial porque su forma de pensar lo lleva a eso, y no porque tenga alguna prueba que demuestre su teoría maniquea.
Así que resulta que gente seria que debe dar el ejemplo se presta a seguir en una campaña de rumores y de contra rumores que asemeja a una telenovela turca de la tarde. Es a esto lo que algunos actores pretenden llevar la política que hizo grande a nuestro país. Malos ejemplos tenemos de nuestros vecinos, pero no debemos copiarlos sino tomarlos como enseñanza de las cosas que no tenemos que repetir ni hacer.
Hoy siento la necesidad, como ciudadano miembro de esta sociedad, de decir que es momento de reafirmar nuestras convicciones republicanas por sobre las ideologías y por sobre los tiempos electorales coyunturales, y dar un mensaje ejemplarizante contra todos aquellos que piensen que pueden corromper las estructuras más firmes que tiene nuestro Estado de Derecho.
No acompañemos con una sonrisa cómplice el enchastre ni nos pongamos a jugar en el fango que algunos plantean, tanto de derecha como de izquierda, porque los chuzazos vienen de todas partes, no nos engañemos. Lugares comunes donde también prima el teléfono descompuesto, lo que en verdad es responsabilidad de quienes aceptan ese tipo de verdades distorsionadas o inventadas, moneda corriente en estos tiempos.
Es momento pues de renovar nuestra convicción en los valores republicanos que han hecho grande a este país por sobre los demás. No permitamos que hagan de estas prácticas algo común y permanente.
Hasta la semana que viene… y tilo pa’la barra!