CONTINUACIÓN… seguimos delineando estos primeros apuntes que no son más que un borrador de una historia que venimos escribiendo cada lunes desde esta columna.
VEINTIOCHO. (Así terminábamos la semana pasada).
Entró a la sala sin golpear ni avisar. Ezquerra estaba cómodamente sentado en un sofá, ni se molestó en pararse para intercambiar saludos, si bien no era necesario porque hacía poco se habían visto en el Hospital en una reunión que no había terminado de buena forma. Báez calculó que la mano venía mal y que Ezquerra estaba dispuesto a dar pelea, por eso le sorprendió sus primeras palabras.
- Báez, nos conocemos de hace tiempo. Vamos a parar acá porque se nos está yendo todo este episodio de las manos. Estoy dispuesto a contarle todo con la condición que apague el grabador…
Unos minutos en el futuro…
Báez sonrió, retiró el mini grabador debajo de su reloj pulsera, mostró cómo lo apagaba y se lo guardó en el bolsillo de su camisa.
- Bien, hablemos. Lo escucho Ezquerra.
- Antes, dígame lo que sabe para no tener que contar toda la historia.
- No me pruebe Ezquerra, somos personas grandes, es usted quien vino a hablar luego de lo que dije en la reunión en la dirección del Hospital, así que usted sabe perfectamente que yo sé lo que está pasando en la ciudad. Lo que no logro entender es por qué tienen el afán de esconder todo y hacer lo posible para que la gente no se entere que hay una cepa nueva del COVID que es mortal y que debemos tener más cuidado.
- Somos personas civilizadas que siempre hemos tenido una relación profesional justa, siempre atendí sus requerimientos cuando me llamaba y siempre que he podido lo he mantenido al tanto de lo que ha venido pasando…
- Por eso mismo no entiendo ese cambio de actitud de usted.
Si se tratara de un juego de ajedrez, Báez acababa de hacer un movimiento equivocado que Ezquerra no lo dejaría pasar. Con sus palabras no hizo más que revelar que sabía menos de lo que insinuaba sobre la nueva cepa del COVID-33. Se levantó, miró su reloj.
- Acabo de darme cuenta que tenía una reunión en la Departamental a esta hora, si me permite, dejaremos esta conversación para más adelante.
Entonces Báez comprendió, fue como un fogonazo que terminó por iluminar esas sombras que no le permitía entender. Era una partida de ajedrez y Báez estaba jugando.
- Siéntese Ezquerra que tenemos que hablar. Con su actitud acaba de probar lo que más me temía. Su cambio de actitud es porque está avergonzado y siente culpa de lo que pasó porque fueron ustedes los que liberaron esa cepa…
(Hasta la semana que viene…