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sábado, febrero 22, 2025
Columnas De Opinión

Apuntes en borrador

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CONTINUACIÓN… seguimos delineando estos primeros apuntes que no son más que un borrador de una historia que venimos escribiendo cada lunes desde esta columna.


VEINTISEIS. (Así terminábamos la semana pasada).

Un sudor frío recorrió por la espalda del periodista que había visto o vivido en tantos años todo tipo de situaciones, pero nunca dejaba de molestarlo cuando eran niños los protagonistas de la noticia. El solo imaginar que podía haber sido su nieta…

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Un mensaje lo sacó de su meditación, «¿viene?», era Ezquerra.


Unos minutos en el futuro…

Su mente no estaba lo suficientemente clara tras los últimos acontecimientos al enterarse del secuestro de una niña en la misma escuelita a la que iba su nieta, como para enfrentar al principal responsable del gobierno ya no solo de no decir la verdad sino de quien además trataba de ocultarla, algo que en materia sanitaria era extremadamente grave.

Ahora tenía las pruebas necesarias para encarar la charla con Ezquerra de otra manera. Por lo visto, había dado en el clavo respecto a las actas de defunción que tenían alguna irregularidad, por decir lo mínimo y sin profundizar demasiado. El periodista comprendió que lo que había preguntado una hora antes en la reunión en el Hospital era cierto, y esa afirmación involucraba gravemente al Director Departamental de Salud, siguiendo con el razonamiento, Báez se daba cuenta que entonces Ezquerra sabía que él sabía, «pero alguna duda debe tener aún», pensó, de lo contrario la conversación sería más directa. «Ezquerra debe querer saber si tengo en mi poder alguna prueba que lo incrimine», razonó el periodista.

Báez se dio cuenta de eso y decidió cambiar la pisada, pasando ahora a jugar él al gato y al ratón con Ezquerra, aprovechando el privilegio de que acababa de dejar de ser el ratón que todos los gatos del gobierno andaban de alguna forma persiguiendo. De todas formas, sabía que sus pruebas no eran concluyentes ni documentos que pudiesen ser aceptados ante un Juzgado. Eran solo fotos de actas que no estaban autenticadas, y que si Ezquerra sabía que Báez las tenía, podría modificarlas o hacerlas desaparecer. Al menos el periodista por el momento contaba momentáneamente con esa ventaja.

Era momento que la bomba pasase a manos del enemigo, la mecha ya estaba encendida, aunque no tenía claro si era lo suficientemente larga como para darle tiempo para hacer su próximo movimiento. De todas formas, no sería ese día. Decidió que los nervios en esta oportunidad hicieran su trabajo en Ezquerra. Sabía que lo tenía atrapado, por lo que nunca imaginó lo que iba a ocurrir cuando sonó el intercomunicador de su escritorio.

  • Báez, lo buscan en la puerta del diario.
  • ¿Quién es?
  • Dice ser un tal Ezquerra…

(Hasta la semana que viene…)

Por: Leonardo Silva

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