CONTINUACIÓN… seguimos delineando estos primeros apuntes que no son más que un borrador de una historia que venimos escribiendo cada lunes desde esta columna.
VEINTIDOS. (Así terminábamos la semana pasada).
Cuando el periodista fue invitado a ingresar a la sala de juntas de la dirección del hospital, se encontró con una sala nutrida de personas, entre los que se encontraba el mismo Director Departamental de Salud, Renato Ezquerra, con quien hacía tiempo no hablaba.
(…)
- Entonces doctor Ezquerra, antes de retirarme, y solo para dejar todo en claro, me gustaría que me contestase, ¿por qué aparece solo su firma en cada una de las actas médicas que certifican la muerte de los pacientes por paros cardiorrespiratorios y desde cuándo es el Director Departamental de Salud quien sustituye al médico tratante en estas certificaciones?
Unos minutos en el futuro…
Claramente la pregunta importunó a todos, particularmente a Ezquerra, que pareció desencajarse en su propio asiento al frente de la mesa de reuniones del hospital. Las miradas entre los médicos presentes no fueron disimuladas, pero nadie dijo nada.
Báez no tenía confirmación del dardo que acababa de lanzar, no era más que una corazonada, pero tenía que hacer el intento de cambiar el tono de la conversación y ver las reacciones de los presentes.
Luego de eso, no quedaba más que levantarse e irse sin esperar respuesta alguna, pues sabía perfectamente lo que seguiría. Pero esa fracción de segundos en la que tardó en levantarse de su asiento, con el acostumbrado ruido que hace toda silla al arrastrarse en el piso de una sala llena de personas, pero donde no se escuchaba siquiera a una mosca volar, fue un momento eterno. Báez jugó con eso, y su retirada de escena casi en forma melodramática tras lanzar «la» pregunta fue digna de un buen actor, más que de un periodista.
- Que tengan un buen día caballeros, no se molesten, conozco perfectamente la salida.
Y se marchó.
El periodista sabía perfectamente que, a partir de ese día, debería buscar información en otro lado. Acababa de cerrar la puerta de las autoridades departamentales de la salud. El cerco se achicaba, pero esta vez Báez sabía que todo iba contra él. Comenzaba a pensar si no estaba frente a un callejón sin salida y que todo lo que estaba haciendo era en vano.
Dentro de la sala de juntas del hospital, un médico del equipo técnico se animó a preguntar, no sin temblarle la voz.
- Todos esos expedientes pasan necesariamente por mi oficina como último trámite antes de archivarlo, así que puedo decir que los he visto a todos. La pregunta del periodista es válida. Doctor Ezquerra, ¿por qué es su firma la única que aparece en todas esas partidas de defunción y no la del médico de turno?
(Hasta la semana que viene…)
Por: Leonardo Silva