CONTINUACIÓN… seguimos delineando estos primeros apuntes que no son más que un borrador de una historia que venimos escribiendo cada lunes desde esta columna.
NUEVE. Unos minutos en el futuro…
Había una nueva cepa en la ciudad, la variante del COVID 33 ya había sido identificada. La cepa C, era más agresiva y contagiosa que las anteriores, te mataba en una semana.
Mientras las cadenas noticiosas internacionales festejaban haber encontrado una vacuna para el COVID 33 en un laboratorio de Pakistán, ya aparecía una primera mutación. Apenas alcanzó el tiempo para comunicar a la OMS de este descubrimiento local y enviar muestras a los laboratorios que venían trabajando hace años en este virus.
Aún no estaba claro el origen de esta nueva cepa, y por qué había ocurrido en nuestra ciudad. No se había podido seguir el hilo epidemiológico de este caso, aunque más tarde habían aparecido más pacientes con similares síntomas y las mismas consecuencias mortales.
Si bien la variante de este virus ya estaba circulando en la ciudad y había que tomar rápidas medidas para aislarlo para no permitir que se propagase para el resto del país, el Director de Salud, continuaba sin informar de esto a la población, y las autoridades de la salud se encontraba reunida y coordinando acciones con el gobierno, pero las medidas no llegaban y nadie de la ciudad sabía lo que estaba pasando ni tampoco sabía que debía tomar especiales recaudos para evitar el contacto con alguien. Todo indicaba que había que aislarse un poco más y detener la movilidad que con tanto esfuerzo se había recuperado en los últimos meses.
El doctor G le pasó al periodista los datos de los que fueron considerados los «Paciente Cero». Más tarde, en la tranquilidad de su escritorio, Báez creyó reconocerlo, había leído uno de sus libros. Tenía que reconstruir la última semana de la vida de Saúl Taramasco, quien había brillado con su primer libro, lo que le había permitido escribir otros dos libros, siendo el último mal recibido en ventas y por la mala crítica.
Esa noche hizo un par de llamadas y averiguó la dirección donde había vivido estos últimos años Taramasco y su familia. Descubrió que antes de haber sido escritor también fue periodista y corresponsal de una cadena internacional. Una repentina llamada de un número desconocido a su celular lo quitó de su concentración.
- ¿Señor Báez?
- Así es, ¿quién es y qué desea?
- Digamos que soy un amigo que está muy preocupado por su salud, sería aconsejable que usted también se cuide. Deje a las autoridades hacer su trabajo y no se meta.
Cuando quiso reaccionar, ya le habían colgado. Báez intentó rápidamente devolver la llamada, pero ya el número estaba fuera de servicio. ¿Dónde se estaba metiendo?
(Hasta la semana que viene…)
Por: Leonardo Silva