Pasados los peores días de escasez del agua dulce, poco a poco parece que los uruguayos tendiéramos a volver a la misma situación de antaño y pocos recuerdan lo vivido, salvo aquellos que sufrieron directamente las consecuencias de la falta de agua dulce.
Quedan muchas incógnitas al respecto y es por eso que hoy volvemos sobre el tema. En primer lugar, se sabe que quien piensa en venir a la región a “vacacionar”, piensa en las termas.
Esta es nuestra primera duda. El agua subterránea no es infinita, lo han dicho los geólogos reiteradamente, es agua pluvial que ha ido acumulándose en algunos puntos por el basalto que impide que se vaya, durante millones de años. Vale decir que si la seguimos derrochando y gastando insensatamente, llegará el día en que se termine, como se han terminado algunas ya en el mundo (recuérdese lo que ha pasado con termas “famosas” en el mundo).
Llegados a este punto, quisiéramos saber que quedaría en la región si se terminara el acuífero. Nos atrevemos a pensar que no quedaría absolutamente nada, porque todos los “directores” de turismo han ido pasando y “pensando” sólo en este recurso.
Los empresarios de Daymán y de Arapey lo saben. La gran atracción son las termas, sin ellas ¿qué queda?
Pero no solo esto. Sino que lo que ha ocultado al pueblo en los últimos tiempos es más nocivo aún. La producción de hidrógeno (denominado el combustible del futuro) la producción de este combustible demanda muchísima agua dulce y que sepamos los proyectos que se manejan hasta hoy prevén tomar agua del acuífero o del Río Uruguay.
No dudamos el aprovechamiento del agua termal ha sido un inicio. Hoy la mayor parte del agua termal se pierde, se devuelve a los ríos y no se aprovecha nada más, pero alguien tiene que pensar más allá de los cinco años de un gobierno. Nos atrevemos a decir que más allá de las fechas “claves” para el turismo, tanto en dicha semana, como en los fines de semana largos, el resto del año es difícil hacer frente a los costos y demás obligaciones que tiene el sector.
No con esto pretendemos señalar que todo lo que se ha hecho y se hace esté mal. Pretendemos decir que hay que analizarlo, saber para donde se va. El aprovechamiento del recurso natural es bienvenido, pero ¿será suficiente?
Cuando vemos los miles de litros de agua que se malgasta en las fuentes o se va por el caño inútilmente, nos preguntamos ¿estaremos haciendo lo que corresponde? ¿La preservación está asegurada?
A.R.D.