Cuando esto escribimos no sabemos cuál es la actual situación del país caribeño, pero cada vez son más los que entendemos que no merece estar pasando por las vicisitudes actuales. Mientras nos enfrascamos en la denominación que debe tener el problema si es o no una dictadura, no debemos olvidar que el pueblo venezolano está sufriendo al punto tal que son millones los venezolanos que han sido expulsados de su propio país y varios han pagado ya con su vida su amor a Venezuela.
No significa esto desconocer que somos parte del mismo problema, porque si alguien piensa que es tema de los venezolanos está – a nuestro entender profundamente equivocado.
No sólo por la solidaridad que en su momento demostró el pueblo venezolano, cuando los uruguayos necesitamos una tierra que nos acogiera porque vivíamos una dictadura. Se trata de que desconocer la incidencia que tiene Venezuela para nosotros sería necio.
En el fondo hay que entender que los titiriteros habitualmente no se ven, no aparecen, pero mueven sus intereses a menudo más allá de los gobiernos, porque su poder económico excede al de los gobiernos.
De la misma manera que lo hace China, Rusia y Corea, que quienes no tenemos duda alguna que inciden en esta situación, lo hace también Estados Unidos e Israel y todos sus países “amigos” sobre todo.
El planeta siempre se ha movido por deferentes intereses. Las ambiciones que existen detrás de cada uno son mayúsculas. Algunas se ven, se notan y aparecen otros no, diríamos que son tan peligrosas como aquellos, nada más que nunca se hace notar, porque es parte de su estrategia.
No podemos decir que no sabíamos la situación, pero estamos seguros que aquí también juega su papel “don dinero” que todo o corrompe y mientras no se asuma esto, la situación en Venezuela, difícilmente cambie. Ojalá nos equivoquemos, pero entendemos que mientras “manden”, factores que no queremos reconocer, será difícil que se produzcan en Venezuela, que todos los países demócratas del mundo esperamos.
No pretendemos con estas líneas dar lecciones de moral, ni de ética a nadie. Pero lo que tenemos que saber discernir es que los problemas no nacen, sino que explotan en determinadas circunstancias y de lo que tenemos que tenemos mucho cuidado es de que no nos prestemos para ser usados, porque si nos limitamos a entender las cosas, como quieren que lo hagamos otros, nunca terminaremos de entenderlas.
A.R.D.