-Gladiador había fijado su escenario de juego, para enfrentar a Saladero, en el marco de la tercera fecha de la segunda rueda. El lunes a la noche en el Consejo Superior, se dio vía libre a la pretensión de Gladiador, pero al día siguiente, la comunicación fue puntual desde Jefatura de Policía, abortando el querer de Gladiador: jugar en su cancha. El comando rescató de la memoria reciente, determinados incidentes que se originaron en cancha de gladiador, muy especialmente lo sucedido en el juego ante Salto Nuevo. El partido debió ser suspendido por la pedrea que surcó los aires. El Tribunal Arbitral determinó la quita de dos puntos en ambos casos. Para Gladiador fue tormentosa la consecuencia en el plano económico: ante el fin de pretender ser local en su cancha, el pulgar abajo desde quienes detentan el operativo de seguridad.

EL NO PODER
Al día siguiente -ya en martes- las repercusiones no faltaron: Gladiador y Saladero sin poder jugar en escenario del Barrio Artigas y la búsqueda de opciones. Finalmente lo afrontarán a primera hora en el Parque Luis T. Merazzi.
Pero una sentencia surgió desde el presidente de un club de un club de la «A», que vale la pena exponerla: «Al disparate que hemos llegado en el fútbol salteño, teniendo en cuenta que en algunas canchas no se puede jugar por el tema de seguridad. Aquí hay que pensar que no se tiene la capacidad para bloquear la acción de los violentos que son los que finalmente ganan la partida»
Se trajo a colación el caso de Ceibal y Salto Nuevo cuando les toca enfrentarse: sería inviable que jugasen en el Parque Rufino Araújo o en el Parque Carlos Ambrosoni, como alguna vez lo hicieron en este último caso. Los mandos directrices de Ceibal y Salto Nuevo, a esta altura de los tiempos lo tienen en claro: partido entre ellos, el Dickinson o nada.