Los legisladores omisos no siempre son inocentes y si lo son, no están cumpliendo debidamente su función.
Los legisladores tienes sus asesores, sus secretarios y “ainda mais”, quienes trabajan o deberían hacerlo al menos para supervisar y asesorar a los legisladores en el primer caso y auscultar la opinión pública en otros temas. No sea cosa que su líder transite por caminos que nada tienen que ver con la preocupación de la gente.
Es por eso que siempre parece cuerda la posición de aquellos legisladores que requieren “más tiempo de estudio y asesoramiento sobre los casos más urticantes”.
Incluso hay temas difíciles y el legislador que pretende llevarlos lento, paso a paso, puede darnos la idea equivocada de responsabilidad. Lamentablemente tenemos otra opinión. Habría que ver o saber a quién beneficia esta demora. A quien está beneficiando la situación actual. Es decir cuanto más se demora en ajustar o cambiar las cosas mejor, lo celebra la delincuencia, porque la favorece.
Señores legisladores, cuando no se toman las medidas elementales que se piden para controlar y mejorar los controles actuales, a quien están perjudicando es al pueblo.
Ya sabemos que difícilmente esto se entienda, pero no nos cansaremos nunca de desnudar lo que entendemos cubre la verdad. El Uruguay que queremos a de estar libre de todo poder corrupto, responsable de tantas muertes inocentes.
Cuando esto sostenemos no nos referimos a persona, ni a autoridad, ni siquiera a institución alguna, sino a todos y a todas aquellas que ignoran la realidad, porque no todos somos tontos.
Es por eso que recordamos a los legisladores que tienen asesores en cada tema que sea de su interés particular y además cuentan con la labor de sus secretarios, quienes debieran trasmitirles la opinión pública.
En donde más vemos esta situación es en el tema de la seguridad. Hoy se discuten los allanamientos nocturnos, cuando para nosotros al menos el tema que debiera discutirse, acordarse y luego cumplirse a rajatabla, es el de los controles. Nada tenemos contra los allanamientos, diurnos o nocturnos, siempre y cuando se hagan como corresponde.
Por lo tanto de una cosa estamos seguros. Los legisladores no son inocentes y cada actitud suya, ya sea por acción u omisión, saben que tendrán consecuencias para bien o para mal.
Así de simple.
A.R.D.