Esta historia sucedió en Salto, un 26 o 27 de agosto, no recuerdo de que año, pero, fue en este Siglo XXI.
Quien la contaba era un hombre de la medicina y se enteró de lo acontecido en una visita que le tocó hacer a un hogar de un barrio casi céntrico. No tenemos dudas que la historia mantiene vigencia, es más, estamos convencidos que este jueves que pasó, mas de uno vivió una historia parecida o tuvo un percance similar al del protagonista de esta historia…

Contaba, recordando aquel día, que desde que salió de la Institución Médica, le intrigaba, el llamado de aquella mujer que simplemente le dijo a la recepcionista “A mi marido le dio la garrotera”.
La garrotera, una palabra que aprendimos a escuchar con la llegada de aquel fantástico grupo actoral de mexicanos comando por Roberto Gómez Bolaños, alias “Chespirito”, y que se dijera, aquí en Salto, fuera del ámbito de la televisión, la curiosidad lo devoraba, lentamente, y cuadra a cuadra.
Tanto en El Chavo del 8, El Chapulin Colorado, el Doctor Chapatín y todas las historias que creaban, supimos, y vimos, que a varios de esos personajes, le daba “la garrotera”, en determinadas circunstancias.. Claro que la más famosa era la del Chavo. En realidad era como un padecimiento que le daba al Chavo cuando éste se asustaba o estaba nervioso, sometido a un factor de alto estrés, quedaba paralizado.
Algo similar le sucedía al otro personaje de Chespirito, Chaparrón Bonaparte que le daba la chiripiorca o chiripiolca, la parálisis era casi idéntica.
EN PLENA GARROTERA
Cuando detuvo su auto frente a la dirección indicada, tuvo el presentimiento de que no iba a ser una visita más. Apenas tocó el timbre se abrió la puerta, como si la mujer estuviera esperando con el picaporte en la mano. “Pase, pase, usted ya sabrá que a mi marido le dio la garrotera, y la verdad me tiene preocupada”, fue lo primero que escuchó y desde ese momento no dejó de hablar.
El único bocado que pude meter fue el de “cuénteme lo que pasó”, dijo el narrador, después fue solo la voz de ella:
“Yo, la verdad, ¿qué quiere que le diga?, desde el 25 que está, duro como pelo de estatua. Cuando lo encontré pensé que como estaban pasando el himno, y él, si hay algo que tiene, gracias a Dios, es el ser patriota, por eso lo tomé por ese lado. Pero llegó la hora de la comida, lo llamé y seguía igual, empezó el futbol, él que hasta los calzoncillos tiene de Peñarol, y ni se movió. Zalayeta hizo dos goles y él ni un gritito pegó.
Es raro doctor, muy raro, le hablo y no me contesta, pero tiene latidos, el pulso es normal, la presión también, es como si tuviera la chiripiorca, ¿vio?, la garrotera, por eso es que lo llamé para que usted pudiera verlo.
– ¿está acostado o sentado?
– De pie, doctor, de pie, parece un Blandengues, sin traje pero con la pose….
– Bueno, vamos a verlo, pero, hizo algún desarreglo este jueves o ayer viernes…
– Desarreglo no sé doctor, lo único distinto que hicimos el jueves es salir con viejos amigos, un rato a la Noche de la Nostalgia y después nos volvimos.
Mi marido retozó, saltó, bailó, recordó los pasos que hacia cuando nos conocimos, claro, en aquel entonces pesaba 50 kilos menos. Como no manejaba se puso a tomar y a probar tragos de antes y de ahora, es de loco mi marido!!!.
Pero, después de eso no hizo nada más. Yo lo miraba bailar, y la verdad que no le podía seguir los pasos, por suerte había algunas amigas mías que están bien entrenadas, que tienen personal trainer y van a clases de baile, y bueno, ellas lo entretuvieron y él saltaba como un cabrito, doctor.
Los amigos lo aplaudían, lo abrazaban y lo alentaban “igualito como bailabas antes”, le decían, y él que se retroalimentaba con esas energías y se movía como un cosaco, como Travolta, como Michael Jackson, como Paivita….
– ¿Cómo Paivita?, no conozco a ese famoso…
– Paivita bailaba como Julio Bocca, Nureyev, era Gardel, aquí en el barrio, en los tiempos de los Bee Gee iba con unos amigos a las puertas de los liceos, con unos equipos de música, aquellos tres en uno, se formaban círculos para verlo bailar.
Y mi marido, este jueves bailó igual…¿Cuánto hace que no salíamos?, y mire doctor, yo no le quiero mentir, la última vez que salimos a bailar fue cuando el Bocha tenía Palacio Azul, si Salto, si, ¿se acuerda?, en el 84, 85, creo.
¿Qué compre reforzador de caballo y que le haga masajes, mientras le hace efecto la inyección que le puso?, y bueno doctor, si usted dice, yo lo que quiero es recuperar a mi marido, que trabaje como siempre y que vaya de casa al trabajo y del trabajo a casa, y que cuente a los hijos y nietos, como siempre lo hace los domingos con el asado, sus hazañas de ayer….
CAMACA