EXPO. Culminó hace unas horas una nueva edición de la Expo Salto, el auténtico encuentro entre el campo y la ciudad, donde mucha gente pasa por la zona del Hipódromo para vivir una verdadera fiesta de la producción y el entretenimiento.
Año tras año no deja de sorprender su coordinación, que con empeño responsable se encarga de atar cada nudo de una larga cuerda de eventos y actividades en un mismo espacio y tiempo. Expo Salto por lejos no deja de ser la gran fiesta anual que tiene nuestro departamento, y las miles y miles de visitas que tuvo este año así lo vuelve a demostrar.
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FIESTA. Estas breves palabras son para felicitar a los vecinos que se pusieron al hombro los festejos de los 65 años de nuestras Termas del Daymán y que ha recibido múltiples adhesiones desde distintos lugares de nuestra sociedad.
Lo cierto es que toda esta movida que se ha venido realizando en este mes con múltiples eventos, le han puesto un color distinto a la acostumbrada apatía en la que ese hermoso destino termal había caído en los últimos años.
Que la iniciativa de estos festejos provenga de los vecinos es buena cosa, porque son los propios vecinos quienes se empoderan de la realización de actividades que sin ellos, nada se hubiera hecho con esa pasión y alegría que han demostrado a cada paso. Esperemos que no tengan que pasar otros 65 años para verlos a todos así de ocupados con esa linda sonrisa devenida de la satisfacción de una buena tarea realizada.
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PITOS. En todos los órdenes de la vida se trata de ser gente… buena gente. Y eso se aprende en la casa de uno, a través de la enseñanza de valores y principios que nuestros padres nos legaron para transmitir a las próximas generaciones.
Ser buena gente le permite a uno ser bueno en todo lo que emprenda, porque los valores aprendidos serán la guía natural de cada una de nuestras acciones. A ver si se entiende. Uno nunca será bueno en el trabajo que realice si antes no es buena gente, de lo contrario, en aquellas tareas que se emprendan habrá fallas, errores, sean estos voluntarios o no, y eso incidirá de manera directa o indirecta en todo aquello que uno emprenda. Así de fácil. Siendo buena gente, los errores que pueda cometer en la vida serán mínimos, pero además tendrá la virtud de corregirlos en caso de ser necesario.
Ser buena gente también consiste en hacerse cargo de la vida de cada uno, y dejar de mirar tanto a los costados buscando compararse con otros o proyectar sus propias frustraciones y miserias en los demás. Que quede claro entonces, que cuando uno habla mal de los demás, no está haciendo otra cosa que hablar de sí mismo, porque eso solo lo hace aquella persona que practica lo que denuncia.
Y como dice una frase conocida que no por vieja deja de tener vigencia, como decía mi abuelo, “aunque la mona se vista de seda, mona queda”; o como también decía el capocómico Enrique Almada en uno de los sketches que hacía con el otro capocómico Ricardo Espalter en Decalegrón, “el que nace para pito, nunca llegará a ser corneta”.
Hasta la semana que viene…