El partido despuntará a las 20 horas en el Parque Ernesto Dickinson. Para este Salto de Gabriel Pedro Paique, la ocasión es imperdible: ratificar en plenitud el alcance de sus aptitudes. Las mismas que por ejemplo, afloraron siete días atrás cuando en el estadio «Campeones Olímpicos», el recetario de un fútbol que sembró primero y ganó después. El diseño letal de un contragolpe, para que Gustavo González ofreciera la verdad del gol. El 1 a 0. Después de todo, un resultado soñado: ganar de visitante, qué más se quiere y se pretende, si se trató de la primera final del Torneo del Interior en Sub 18?.
PARA QUE SEA EL DIA
El criterio de los hombres de mando en el Consejo Único Juvenil. Hasta la víspera, los 30 pesos en el valor de la entrada anticipada. Lo de hoy, a 50 pesos. La invitación es esa, a la cuenta del aficionado. O la interrogante tan manifiesta como puntual: ¿se anima a brindar por un Salto campeonísimo?. Y aunque los partidos hay que jugarlos y cada uno es una historia distinta, todo induce a pensar que será una noche para alcanzar el reinado. Por un Salto campeonísimo y el de la justicia misma. Después de todo, cómo no suponer que este Salto admite esa justicia, en función de la historia producida?.
No solamente la selección «naranjera» ha respondido en casa, sino también en condición de visitante. Un empate ya lo potencia hacia la consagración. Realmente, tendría que ser una noche tan negra como nefasta, para que el equipo se descompagine y limite, el poder auténtico del que es capaz.
LOS VAIVENES
DE LA PRESION
La única duda en tiendas salteñas: Ruben Flores o Salvador Cuenca. Uno de los dos. Por lo demás, desde la solvencia de Regueira bajo los palos y el azote de Jacques arriba, pasando por el ida y vuelta de Diego, Maicol y Martín Suárez, Salto tiene la habilitación a mano: la habilitación para responder.
Claro está, que un tema no es menor: la presión de los propios futbolistas hacia ellos mismos. Habrá que suponer bien, que Paique persistió en ese punto: medir la ansiedad. Calibrarla. Evitar desequilibrios en esa materia y que el fútbol posible se altere hasta la exposición de riesgos.
Por lo demás, la convicción en este Salto juvenil Sub 18, que tiene la misión de responder para ser campeón. O campeonísimo. No por una cuestión de principio aventurero. Sino porque en definitiva, el pasado es su más generoso aliado.
Ese pasado que es tributo auténtico a su aplaudible nivel y sobre todo, al encendido de su vocación: la de jugar. Por sobre todo eso…. jugar.
Venga: ¿se anima a brindar por un Salto campeonísimo?
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