Podríamos empezar esta página afirmando que en cuestiones del carnaval salteño, el interior también existe. Lo demuestra la murga que hoy protagoniza esta sección: “Ahí va la bocha, señores”, recordada murga de Villa Constitución. Tuvo vida desde el año 1971 al 1987 y sobre ella EL PUEBLO conversó con su Director Responsable, Rodolfo Melo. A él pertenecen los pasajes que a continuación transcribimos y a los que simplemente hemos agregado subtítulos.
LOS INICIOS
“El inicio de la murga fue en un local instalado en el Club Náutico Ibirapitá, un club de pescadores de la Villa. Allí funcionaba El nuevo ritmo social, donde nos reuníamos la mayoría de los jóvenes. Más o menos finalizando el año 1971 nos embalamos para hacer una murga. Así empezamos los ensayos, a buscar letras, a intentar hacer algo. Y nos acercamos a un viejo murguista que había en la zona, Luis Alberto Reina, que primeramente nos dijo que no, pero debido al entusiasmo de nosotros, nos alentó, nos alimentó con ideas, nos ayudó, nos enseñó a escribir letras Éramos jóvenes que oscilábamos entre 17 y 24 años. Ese fue el inicio de esta murga. En el año 71 finalizábamos un período electoral y empezábamos un nuevo año en el 72. De a poquito nos fuimos incentivando, motivando, primeramente queríamos hacer un tablado en ese club que mencioné, y era tanta la alegría, el entusiasmo de todos nosotros que se fue acercando cada vez más gente y de a poquito fuimos llevando adelante la murga”.
EN CONSTITUCIÓN NO HABÍA CASI NADA
Se fueron incorporando también otros grupos de murgas de Constitución como por ejemplo Los vagos, Los calaveras andantes, Soltala que está tapada, Añoranzas negras, más otros conjuntos que se fueron sumando, hicimos 4 o 5 murgas. Para nosotros era algo muy interesante porque no había prácticamente nada en Constitución, ningún carnaval, nada…nada…simplemente algunos bailes que se hacían. Entonces fuimos ensayando, incorporando a algunos que tocaban la guitarra, otros el tambor… Luis Alberto Reina empezó a observar y me eligió como el Director Responsable. Fui aceptado por todo el grupo y así quedé como Director de la murga. Empezamos a hacer distintas actividades en el carnaval. En Constitución hacíamos tablados y también en la localidad de Belén. También en Termas del Arapey, debido a que nosotros habíamos cuidado el detalle de al menos tener una buena ropita, una ropita decorosa…”
LA LLEGADA A LA CIUDAD…COBRÁBAMOS 15 PESOS
“…y en esa época fuimos invitados a Salto en alguna oportunidad. Estuvimos en un desfile en la avenida Batlle, donde estuvieron Los linces, ahí en la Diagonal Centenario, eso para nosotros fue una novelería realmente importante. Después nos invitaron para hacer algunos otros tablados en la ciudad y hacíamos alguna actividad en Parque Harriague. Cuando nos citaban para hacer algún tablado, recuerdo que éramos de los que cobrábamos en efectivo, cobrábamos 15 pesos. Estuvimos varias veces en el barrio Salto Nuevo, donde hacían espectáculos Salto Nuevo y Quinta Avenida 33. Había murgas que cobraban 5 litros de vino, pero nosotros cobrábamos 15 pesos. Éramos de alguna manera la murga más cara, porque hacíamos un buen desfile y teníamos una buena ropa”.
EL APOYO DE LOS DIABLOS VERDES
“Gracias a un amigo, Ramírez, que un día estaba mirando la murga en el Club Náutico, nos conectamos con Antonio Iglesias, que era el Director Responsable de Los Diablos Verdes de Montevideo. Así fue que desde Montevideo Los Diablos Verdes nos mandaron ropa. Fue una murga con la que siempre tuvimos contacto y era una murga cooperativa, siempre nos alimentaban con buenos consejos, con ropa y con ganas de salir adelante. Nosotros felices de la vida, pero en esa época, de los años 70, participábamos en Salto pero no concursábamos todavía. Hasta que llegan los años 83, 84 y en Salto había cuatro murgas: La gran pegada, Los Charoles, Los Lobizones y Los Pescadores, además de nosotros. Además en Termas del Arapey andaban algunas comparsas, nos juntamos con ellas y desde el interior creo que le dimos al carnaval un realce espectacular. Las murgas de la ciudad hacían por calle Uruguay ese desfile tradicional, del paso a paso, en cambio nosotros saltábamos, cantábamos, bailábamos. Una murguita simpática, decía la gente”.
LA LETRA TENÍA QUE PASAR POR JEFATURA DE POLICÍA
“En la década del 80 nos prepararon para venir al carnaval de Salto pero ya concursando. Alrededor del año 85 estábamos las 5 murgas que mencioné. En el 86 aparecieron otras, como La Reina de La Tablada, también La Verde Naranja… Ahí ya se empezó a concursar en Parque Harriague y la letra de la murga tenía que pasar por Jefatura de Policía, por Inteligencia y Enlace. Te habilitaban la letra, o te la censuraban, o te la hacían corregir, o te la anulaban. A mí me tocó venir a las 8 de la mañana, que viajé de Constitución, y estuve hasta la hora 17. Todo el día cantaba y los milicos se reían de mí, y yo cantaba y cantaba… No solo yo, estaba Jaime también y otros murguista. Pasamos mal, porque nos trataban con mucha firmeza y nos hacían corregir ahí la letra, si no, nos censuraban. Y nosotros cantábamos lo que teníamos y a la vez teníamos que justificar lo que decíamos”.
Como anécdota a modo de ejemplo, cuenta Melo que una letra decía: “Se grita en Salto Grande/ retumba en el Espinillar/ se grita en todas partes/ que se va a acabar…”. Y ahí me preguntaron: “¿Qué es lo que se va a acabar? ¿Qué está insinuando usted?” Y nosotros decíamos: estamos hablando del trabajo, que si se termina el Espinillar se termina el trabajo. “¿Está seguro que está hablando de eso?”, nos decían. Y así cantidad de cosas que nos hacían repetir y repetir hasta que nos habilitaban. Pero felizmente pasamos por ese trance, pasamos por Inteligencia y Enlace, también por (lo que hoy es) Inau, había que dar muchas vueltas para salir con una letra. Felizmente la pasamos lindo”.
OTRA ANÉCDOTA
“Eso fue en el 86, año en el que incluso había un drama en la Comisión de Carnaval con Los Pescadores. Los Pescadores habían protestado frente a la Comisión de Carnaval porque se habían enredado en las redes, habían caído y exigían 10 litros más de vino para los desfiles. Incluso la habían suspendido a esa murga, la habían anulado. Nosotros nos acercamos a Ruben Darío Oxandabarat, que era el presidente de la comisión en aquel entonces, lo conocíamos de Constitución porque él trabajaba en la Junta Local, y pedimos por Los Pescadores y conseguimos que los habilitaran. “Esta vez pasan, la próxima no va más”, nos dijeron. Ahí surgió también un poco la idea de unirnos los grupos para defender los intereses de las murgas, que en definitiva después se concretó en un festival que se realizó en Villa Constitución, donde estaba La Verde Naranja, Los Charoles, Ahí va la bocha, señores, y el Club Centenario. Todo lo que se hizo se dividió en cuatro partes, se repartió entre todos.
Ahí comprendimos que uniéndonos sacábamos más plata que la que nos daba la Intendencia. Ahí se formó CO.MU.S., Coordinadora de Murgas de Salto, que nos organizamos en la casa del “Gordo” Aguirre, comiendo chorizos de cabeza de vaca”.
EL 87, AÑO CLAVE
“Después, por el 87 aparecieron Falta la Papa, Punto y Coma, Los Presidiarios, y otra cantidad de murgas que se fueron sumando y se trató de formar una comisión buena para enfrentarse a la Comisión de Carnaval, solicitar respaldo y a su vez también dar nuestro punto de vista. Año 1987 fue sin dudas la explosión del carnaval, donde nosotros participamos también. Y fue el último año que participó Ahí va la bocha señores.
Ya había muchas murgas, a nosotros por ser de un pueblo las cosas siempre nos costaban más, entonces dimos un paso al costado y nos fuimos, pero somos conscientes que fuimos una murga pionera en un montón de cosas, un montón de actividades que hoy continúan en Salto gracias al aporte de nuestra murga de Villa Constitución”.
AGRADECIDOS
“Éramos gente de muchas familias: Barrios, Reina, Melo… También es bueno destacar que fue la primera murga que tuvo una comisión administradora, con presidente, secretario, tesorero y vocales. Nos sentimos muy agradecidos de haber podido dejar escrito en la historia del carnaval salteño el nombre de Ahí va la bocha, señores. Todo se hizo con muchísimo sacrificio, la mayoría trabajábamos de “peludos” en El Espinillar, en el riego, en el corte de la caña de azúcar, y nos hacíamos un tiempito para divertirnos en el carnaval salteño”.


