Si las cosas fueron tal como ha trascendido nadie debería razonablemente cuestionar lo que se hizo en Salto vacunando a gente a la que no le correspondía aún.
Lo que ha trascendido es que sobraron vacunas, debido a que gente anotada para concurrir a vacunarse no lo hizo y como es sabido esta vacuna (Pfizer) sólo permanece activa unas pocas horas luego de descongelarse, dado que para que esto no suceda debe ser guardada a los 70 grados bajo cero.
Ahora bien, es muy diferente si los vacunados fueron autoridades, familiares, amigos, que ya sabían de antemano que se los vacunaría y por ello concurrieron, sin fijarse en que estaban desplazando a gente a quien correspondía legítimamente vacunarse.
Si esto fue lo que sucedió estuvo mal, muy mal e incluso diríamos que no es lo que se pregona desde el gobierno nacional, donde siquiera el presidente de la República aún no se vacunó porque la franja etaria que integra aún no fue convocada a hacerlo.
Admitimos que, si el sobrante fue imprevisto, la opción ha sido vacunar a gente que tarde o temprano sería convocada a hacerlo o tirar las vacunas. Aceptamos que en esta disyuntiva se convoque a familiares y amigos, porque constituyen el entorno de cada persona y por lo tanto se puede lograr que concurran rápidamente.
De todas maneras, no es lo ideal, porque entendemos que lo mejor hubiera sido vacunar a desconocidos y personas que fortuitamente se hallaban dispuestas a vacunarse.
Eso hubiera sido la primera opción y lo más justo, aunque en estos casos, entendemos que el tiempo jugaba en contra.
Totalmente diferente sería la cosa si aprovechando que la principal autoridad sanitaria del departamento es de su amistad, correligionario, familiar o amigo, se hubiera obrado como si las vacunas fueran suyas y hubieran concurrido porque ya de antemano se había concertado su vacunación.
Este es un privilegio que no corresponde y ni siquiera el presidente, pudiendo hacerlo sin que a nadie le parezca mal, lo ha hecho.
En otras palabras, por el bien de la transparencia, de la igualdad, de la justicia social entre los uruguayos, esperamos que el tema se aclare debidamente, porque mientras tanto Salto está en el ojo de la tormenta y las dudas persisten.
A.R.D.
