La Justicia está más allá del bien y del mal o debería estarlo. Así debería entenderse por parte de todos los políticos del país. No significa esto que no se pueda cuestionar los fallos. Ni tampoco significa darle la potestad de ubicarse más allá del bien y del mal.
La Justicia es humana, pero salvo otro sistema tan democrático y transparente (cuando se obra conforme a la ley), no conocemos otro camino para zanjar las grandes discrepancias que suelen registrarse en la conducción de un país y sobre todo para poner frenos adecuados al poder de turno.
Pero no es cuestión de aplaudir cuando los fallos son favorables a nuestros intereses y cuestionarla ácidamente cuando sus fallos no nos favorecen.
Hemos visto cómo los gobiernos totalitarios entre las primeras medidas que adoptan al hacerse del poder es nombras jueces partidarios manejables, porque de esa manera, pueden tomar medidas a espaldas del pueblo y esgrimir el derecho que les da la “Justicia”.
Como también sabemos que lo primero que mira la oposición es la supuesta opinión de un magistrado, para desvirtuar sus fallos.
Debemos destacar la sapiencia de nuestros constitucionalistas que establecieron como requisito para los grandes temas, una mayoría especial de legisladores, que en los hechos ha obrado como freno en el sistema.
Y como cuando hablamos de “Justicia” incluimos en esta la labor de los fiscales, que de acuerdo a la nueva ley se les ha asignados la tarea de investigación, aunque tenemos muy claro que pertenecen al Poder Ejecutivo (Ministerio de Educación y Cultura), sabemos que de cumplir aceptablemente su tarea son una voz de mucha ayuda para los jueces.
En los últimos días se ha planteado la discusión por el Antel Arena, dado que la fiscalía opinó que no había delito y pese a todos los reparos y a la denuncia, opinó que se debería archivar, porque no encontró delito, aunque sí desprolijidades.
A los denunciantes les queda el camino de la apelación (luego del fallo en primera instancia), pero para presentarse ante un tribunal de apelaciones, deben rebatirse satisfactoriamente a criterio de tribunal, los argumentos del fiscal, cosa nada fácil por supuesto.
Entendemos la posición de quienes piensan diferente al fiscal y están en su derecho de hacerlo, pero siempre hemos sostenido lo mismo. Los fallos de la Justicia se acatan, nos gusten o no, los consideremos justos o no, porque hasta hoy no hemos encontrado nada mejor, ni más cercano a la verdad.
A.R.D.