Viene habitualmente a Salto porque aquí tiene buena parte de sus afectos: hija, nietos, amigos. El sanducero Mario Fernández, al referirse a sus inicios en la música, cuenta que “desde chico me gustó tocar la guitarra y cantar, y allá por el 60 y algo ya integré un conjunto, Las voces del sur, con Pololo Álvarez (Ariel Cora Álvarez), aquel de Los Linces…”. Dice que alumnos de guitarra ha tenido “miles”; no enseña por partitura, sin embargo siente que su trayectoria lo avala, por eso gusta definirse como alguien “que no sabe nada pero conoce bastante”. Pero cuando se le pregunta concretamente por su vínculo con el gran compositor sanducero Aníbal Sampayo, a Fernández se le agolpan los recuerdos y la nostalgia, y las anécdotas le brotan como un aluvión casi incontenible. Afable, verdadero caballero en el trato y propenso a la conversación sin tiempo, Mario Fernández dialogó con EL PUEBLO. Lo que sigue es parte de ese diálogo.
“Los Costeros”
Acerca de sus primeros vínculos con Sampayo, Fernández recuerda que “El viejo (Aníbal Sampayo) había hecho con tres gurises un conjunto que bautizó Los Costeros, los llevó a grabar a Montevideo, grabaron en un simple, que eran aquellos discos viejos. Después yo entré en el trío. Era Ernesto Caraballo, Severnini y López; cuando salió López entré yo. Después se fue Severnini, porque se fue a estudiar a Montevideo y quedamos con el dúo hasta el 74. Con el viejo andábamos siempre para todos lados, grabábamos con él, fuimos a festivales, en Argentina sobre todo… nos llevó a Cosquín en el 69. Yo fui el tipo que más grabé con Aníbal Sampayo… Y hemos compartido mil cosas. Fue padrino de uno de mis gurises… Yo iba a ensayar a la casa de él, o él venía a la mía. Desde el 60 y algo hasta el 90 y algo anduvimos, y eso que hubo algunos años de cárcel y de exilio. En el 67 hicimos el primer long play con él, en el 68 en Buenos Aires otro long play: “Aníbal Sampayo y Los Costeros”, que ya salió con foto y todo… Grabamos temas tradicionales con arpa y canto. En el 71, cuando ya la cosa estaba que ardía (momentos pre dictadura), grabamos “Hacia la Aurora”, con temas como Vea patrón, Señor Presidente, Yo soy Ramón, y tantos otros”.
Prisión y exilio
Desde comienzos de los años 70, la vida de Mario Fernández fue una constante ida y vuelta de Paysandú a la Argentina: “Yo me fui para la Argentina antes que me mandaran para adentro (a prisión) y aquel (Caraballo) se fue a España. Primero fui solo, después vine y llevé mis gurises, después volví…”. Entre tanto, recuerda que “Cayó (preso) Aníbal en el 72 y duramos con el dúo hasta el 74, que fue cuando hicimos el último recital en Paysandú, los dos solos en el Cineclub. En el 85 Aníbal estaba exiliado en Suecia y vuelve. Yo estaba en Rosario, donde incluso había nacido mi hija en el 77, entonces me reenganchó de vuelta. Lo que pasa es que yo conocía de palmo a palmo sus canciones, hasta había tachado algunas… Entonces me contrata y yo vengo a ensayar, ensayamos con el grupo “Maíz”, un grupo grande, con muchos instrumentos, y cantábamos yo y él. En el 88 hicimos un cassette. Y estuvimos juntos hasta el 90 y algo cuando Aníbal empezó a quedar mal, el Alzheimer…y yo me tuve que alejar”.
Aníbal Sampayo: un poeta de pueblo
Ante la pregunta de cómo presentaría a Aníbal Sampayo a quienes no lo conocieron, tanto en lo personal como en sus canciones, Fernández reflexiona: “Yo creo que fue muy especial. Tiene muchas canciones sí, pero no era de tanta cantidad sino de calidad, hay canciones traducidas hasta en Japón. Las canciones de él son todas vivencias, el factor hombre era lo esencial, el compromiso con la gente. Y además era especial la forma como lo decía, la forma de cantar. Era un poeta de pueblo, pintaba lo que veía. El nunca tiró un espinel por ejemplo, cuando íbamos a pescar yo tenía que encarnar, él le tenía miedo a las chuzas de los bagres… pero observaba todo. Fue un hombre muy humilde y muy amigo, muy leal. Muy comprometido con el canto, con la gente, con el mensaje social”.
Gente que estuvo muchos años con él, ahora no aparece
En cuanto a la imagen de Sampayo hoy en día en nuestro país, pero especialmente en su ciudad natal, Fernández sostiene, apenado, que si bien es un poeta conocido y difundido, parecen no valorarlo lo suficiente aquellos que mucho tiempo estuvieron junto a él y hoy, de alguna manera, no son leales a su memoria: “Fijate que se hace un homenaje en Paysandú y somos 4 o 5 nomás, los que andamos en la vuelta. Aparece Numa Moraes todos los años, pero gente que anduvo muchos años no aparece. No quiero nombrar pero es así. Creo que le van a poner el nombre de él al escenario de allá y en la plaza hay una placa… Pero cruzás el charco y ahí nomás es un ídolo, lo adoran”.
Un dúo es lo más difícil
Consultado acerca de si está en sus planes volver a formar un grupo musical, Mario Fernández explica que “al dúo nunca más lo pude recuperar, porque es muy difícil, es como el Braulio y el Pepe… el dúo es lo más difícil, mirá que se puede cantar a dos voces, pero un dúo es otra cosa, lleva muchos años. Dúos son Los Olimareños, son Los Zucará, Los del Yi… Hay que lograr un estilo que se reconozca, por ejemplo escuchás hasta El arroz con leche por Los Tucu Tucu o Los fronterizos y reconocés que son
Viene habitualmente a Salto porque aquí tiene buena parte de sus afectos: hija, nietos, amigos. El sanducero Mario Fernández, al referirse a sus inicios en la música, cuenta que “desde chico me gustó tocar la guitarra y cantar, y allá por el 60 y algo ya integré un conjunto, Las voces del sur, con Pololo Álvarez (Ariel Cora Álvarez), aquel de Los Linces…”. Dice que alumnos de guitarra ha tenido “miles”; no enseña por partitura, sin embargo siente que su trayectoria lo avala, por eso gusta definirse como alguien “que no sabe nada pero conoce bastante”. Pero cuando se le pregunta concretamente por su vínculo con el gran compositor sanducero Aníbal Sampayo, a Fernández se le agolpan los recuerdos y la nostalgia, y las anécdotas le brotan como un aluvión casi incontenible. Afable, verdadero caballero en el trato y propenso a la conversación sin tiempo, Mario Fernández dialogó con EL PUEBLO. Lo que sigue es parte de ese diálogo.
“Los Costeros”
Acerca de sus primeros vínculos con Sampayo, Fernández recuerda que “El viejo (Aníbal Sampayo) había hecho con tres gurises
un conjunto que bautizó Los Costeros, los llevó a grabar a Montevideo, grabaron en un simple, que eran aquellos discos viejos. Después yo entré en el trío. Era Ernesto Caraballo, Severnini y López; cuando salió López entré yo. Después se fue Severnini, porque se fue a estudiar a Montevideo y quedamos con el dúo hasta el 74. Con el viejo andábamos siempre para todos lados, grabábamos con él, fuimos a festivales, en Argentina sobre todo… nos llevó a Cosquín en el 69. Yo fui el tipo que más grabé con Aníbal Sampayo… Y hemos compartido mil cosas. Fue padrino de uno de mis gurises… Yo iba a ensayar a la casa de él, o él venía a la mía. Desde el 60 y algo hasta el 90 y algo anduvimos, y eso que hubo algunos años de cárcel y de exilio. En el 67 hicimos el primer long play con él, en el 68 en Buenos Aires otro long play: “Aníbal Sampayo y Los Costeros”, que ya salió con foto y todo… Grabamos temas tradicionales con arpa y canto. En el 71, cuando ya la cosa estaba que ardía (momentos pre dictadura), grabamos “Hacia la Aurora”, con temas como Vea patrón, Señor Presidente, Yo soy Ramón, y tantos otros”.
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Prisión y exilio
Desde comienzos de los años 70, la vida de Mario Fernández fue una constante ida y vuelta de Paysandú a la Argentina: “Yo me fui para la Argentina antes que me mandaran para adentro (a prisión) y aquel (Caraballo) se fue a España. Primero fui solo, después vine y llevé mis gurises, después volví…”. Entre tanto, recuerda que “Cayó (preso) Aníbal en el 72 y duramos con el dúo hasta el 74, que fue cuando hicimos el último recital en Paysandú, los dos solos en el Cineclub. En el 85 Aníbal estaba exiliado en Suecia y vuelve. Yo estaba en Rosario, donde incluso había nacido mi hija en el 77, entonces me reenganchó de vuelta. Lo que pasa es que yo conocía de palmo a palmo sus canciones, hasta había tachado algunas… Entonces me contrata y yo vengo a ensayar, ensayamos con el grupo “Maíz”, un grupo grande, con muchos instrumentos, y cantábamos yo y él. En el 88 hicimos un cassette. Y estuvimos juntos hasta el 90 y algo cuando Aníbal empezó a quedar mal, el Alzheimer…y yo me tuve que alejar”.
Aníbal Sampayo: un poeta de pueblo
Ante la pregunta de cómo presentaría a Aníbal Sampayo a quienes no lo conocieron, tanto en lo personal como en sus canciones, Fernández reflexiona: “Yo creo que fue muy especial. Tiene muchas canciones sí, pero no era de tanta cantidad sino de calidad, hay canciones traducidas hasta en Japón. Las canciones de él son todas vivencias, el factor hombre era lo esencial, el compromiso con la gente. Y además era especial la forma como lo decía, la forma de cantar. Era un poeta de pueblo, pintaba lo que veía. El nunca tiró un espinel por ejemplo, cuando íbamos a pescar yo tenía que encarnar, él le tenía miedo a las chuzas de los bagres… pero observaba todo. Fue un hombre muy humilde y muy amigo, muy leal. Muy comprometido con el canto, con la gente, con el mensaje social”.
Gente que estuvo muchos años con él, ahora no aparece
En cuanto a la imagen de Sampayo hoy en día en nuestro país, pero especialmente en su ciudad natal, Fernández sostiene, apenado, que si bien es un poeta conocido y difundido, parecen no valorarlo lo suficiente aquellos que mucho tiempo estuvieron junto a él y hoy, de alguna manera, no son leales a su memoria: “Fijate que se hace un homenaje en Paysandú y somos 4 o 5 nomás, los que andamos en la vuelta. Aparece Numa Moraes todos los años, pero gente que anduvo muchos años no aparece. No quiero nombrar pero es así. Creo que le van a poner el nombre de él al escenario de allá y en la plaza hay una placa… Pero cruzás el charco y ahí nomás es un ídolo, lo adoran”.
Un dúo es lo más difícil
Consultado acerca de si está en sus planes volver a formar un grupo musical, Mario Fernández explica que “al dúo nunca más lo pude recuperar, porque es muy difícil, es como el Braulio y el Pepe… el dúo es lo más difícil, mirá que se puede cantar a dos voces, pero un dúo es otra cosa, lleva muchos años. Dúos son Los Olimareños, son Los Zucará, Los del Yi… Hay que lograr un estilo que se reconozca, por ejemplo escuchás hasta El arroz con leche por Los Tucu Tucu o Los fronterizos y reconocés que son
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