“El buen uso de la lengua para todos, ese me parece un buen lema, de hondo contenido democrático, no para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo”
Gianni Rodari
En pocos días estaremos conmemorando el Día de la Lengua Española, o del Idioma Español. Será concretamente el próximo viernes, fecha 23 de abril elegida en homenaje a Cervantes, el gran creador que tuvo esta lengua. Y es bueno a veces atender a los medios de comunicación para, en honor justamente a nuestro idioma, observar el manejo que se hace de él por parte de quienes más hablan habitualmente en ellos: los políticos.
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Uno los escucha y comprueba que “hay de todo como en botica”. En todos los partidos hay de todo. Nos referimos a ámbitos que van desde Junta Departamental hasta Parlamento Nacional y tanto más. Hay quienes parecen tener excelentes ideas, pero es una pena que no las sepan decir; no logran expresarlas. Hay otros que hablan con tanta belleza y dulzura, que hasta parece que uno ve miel chorreando de las palabras, sin embargo quien “entre” en el discurso mismo y “escarbe” un poco nomás, comprobará que no dicen nada.
Suele ser interesante, estimados lectores, escuchar algunos discursos y analizar sus estructuras, sus contenidos. El arte del decir existe; existe el arte del discurso; por supuesto. Un arte que en gran medida se aprende, aunque tal vez hay un poco de cosa innata también. Hay disciplinas que estudian esto. Hay teorías, desde la “Poética” de Aristóteles, y seguramente antes también. Existe desde hace siglos lo que se llama Retórica por ejemplo, ese “conjunto de reglas o principios que se refieren al arte de hablar o escribir de forma elegante y con corrección con el fin de deleitar, conmover o persuadir”.
En verdad que hay algunos políticos que son elegantes al hablar, y claro que hay otros que no lo logran. Pero todos lo intentan, intentan sobre todo eso de persuadir, de convencer. Convencernos a usted, a mí, de lo buen diputado que es, o senador, o edil, o intendente, lo que sea.
Mucho se aprende en la marcha de la vida, decíamos en líneas anteriores. Y qué rápido aprenden algunos. Uno los recuerda cuando empezaron y los mira ahora en determinado cargo y a veces asombra cómo aprendieron. Aprendieron a “hablar para convencer”, y a decir las cosas de tal forma que la gente entienda lo que ellos quieren que la gente entienda. Aunque parezca un trabalengua, es así. Hitler decía ciertas cosas de tal forma, ¡pero de tal forma!, que hasta frases de la mismísima Santa Biblia parecían sustentar sus atrocidades.
Vamos con ejemplos del aquí y ahora. El Gobierno Nacional a esto lo maneja muy bien. Un día sale alguien a decir que va a aumentar el combustible, que habrá un aumento inevitable, que sucede que el precio del petróleo ha subido y que entonces no queda otra… Y se arma un gran debate público. Entonces después aparece el Presidente diciendo: “con el máximo esfuerzo de todos, y pensando siempre en los uruguayos, hemos decidido no aumentar el combustible”. Entonces queda elegantemente bien parado. ¿Se entiende la importancia de las estrategias de la comunicación, del manejo del discurso?
¿Y si hablamos de Salto?
Antes es bueno decir que el discurso tiene lo que los antiguos griegos llamaban “Inventio”, esto es el contenido, el repertorio, las ideas que se utilizan en el discurso. Pero después está el “Dispositio”, decían, que es la disposición, la organización de los elementos de la inventio, o sea cómo aquellas ideas se organizan en un todo estructurado. Y allí, en esa disposición de las palabras, de los conceptos, de las frases con su particular estructura, es donde muchas veces aparecen las Falacias: aquellos argumentos que en la lógica parecen válidos, pero no lo son, entonces no son otra cosa que un engaño, una mentira, siempre con aspecto de verdad.
La semana pasada, decían algunos en algunos medios locales: “el intendente Lima, sensible a la situación, pondrá ómnibus sábado y domingo para que la gente vaya a vacunarse”. Y era dicho esto como un gran mérito, como una hazaña casi. Pues no, lo que hizo el intendente fue “aflojar” ante el pedido de toda la población de que repusiera un servicio que él mismo quitó un tiempo atrás (y que lo sacó para ahorrar plata, por más que solo diga que fue pensando en la salud). Pues ahí, justamente ahí está la elegancia, la retórica con su “inventio”, su “elocutio”, su “dispositio” y tanto concepto más, manejado todo a la perfección. Se dice lo que sirve decir y se oculta lo demás, y a eso que se quiere decir, se lo dice en una estructura de falacia. Porque en definitiva, el ómnibus da pérdidas y por eso se restringió, y de paso –y solo de paso-se cuida un poco más la salud.
Esto nos recuerda al alumno que, enojado y considerando que se trataba de una injusticia, le dijo al profesor: “profe, me bajó la nota de 7 a 5”. Y el profesor le dijo: “no; yo pensaba bajarte a 3 en realidad, y al final te puse 5, así que te subí de 7 a 5”. Desde el punto de vista de la lógica es medio desconcertante el asunto, ¿verdad?.
Obviamente que lo que venimos hablando no tiene color político. ¿Quiere usted discursos –campañas en general- más elegantes que los de Ernesto Talvi y Juan Sartori ante las pasadas elecciones nacionales? Y ahí los tiene… a uno en el sillón de su casa y al otro paseando por Suiza. 500 mil votos entre los dos, 500 mil personas a las que les llegó ese discurso bello, dulce y elegante de los cientos de liceos modelos de uno, o de los carné para medicamentos gratis del otro.
Volvamos a Salto. Elegancia del discurso es decir que la sensibilidad del intendente para con el bienestar animal hizo que se cerrara el zoológico. Eso puede ser sí, pero eso de paso y solo de paso, porque en realidad –hasta ahora nadie se animó a desmentirlo- se cerró porque en una Intendencia con una situación económico-financiera muy complicada, es muy pesado un millón de pesos por mes de presupuesto en el zoológico.
Y estos últimos días, una frutilla más sobre una torta de varias frutillas. Ha dicho el diputado Lima que tras reunirse con el Directorio de UTE consiguió que los salteños puedan financiar su deuda con UTE entregando 30% de la misma y pagando el resto en 24 cuotas. Es cierto que se reunió con las autoridades de UTE, es cierto que para evitar cortes de energía el ente resolvió aceptar el 30% de la deuda y financiar en cuotas el resto, pero no por su gestión, Sr. Diputado, sino porque lo resolvió a nivel nacional, para todo el país… ¡y lo resolvió el 4 de marzo, no ahora! Es más, hasta en 48 cuotas se podrá pagar. Entonces: esto es cierto, eso es cierto, aquello otro también… pero en la globalidad de lo que dice, es una mentira. Todo es una gran falacia: ni lo consiguió el diputado, ni es un beneficio conseguido para Salto. Lo decretó UTE hace más de un mes y para todos los uruguayos.
¡Lo que es el poder de los discursos! Después están los que gritan, o los que se enojan, o los que insultan…Todos mecanismos de defensa de personas que tras eso, buscan esconder su debilidad de argumentos y su pobreza argumental, pero sobre todo la limitada veracidad de sus expresiones.
Hay quienes dicen que prefieren no escuchar a los políticos, que eso cansa y aburre. Es que lo que cansa y aburre es sentirse engañado con tanta frecuencia.
Contratapa por Jorge Pignataro