En el marco del Día Internacional del Tejido – que se celebra todos los 10 de junio a nivel mundial se llevará a cabo una actividad este sábado 14:30 a 17 horas en Plaza Flores; se tejerán cuadrados de 20 x 20 para armar una manta. La actividad se desarrollará al aire libre.
“Nos sentamos a tejer con otros disfrutando el ritmo de cada punto” – expresó a EL PUEBLO Nora Ruppel, representante de tejidos Tilana. En todos los países han programado actividades similares.
Entre profesoras y sus estudiantes de tejido, se nuclearán alrededor de quince tejedoras y la idea es que se acerquen quienes deseen sumarse a la actividad.
Podrán llevar sus agujas, de lo contrario en la plaza habrá para compartir.
“El objetivo es festejar la fecha juntos y promover la técnica del tejido” – destacó Ruppel.

Nora Ruppel hizo énfasis en que el tejido es una técnica ancestral que hace muy bien a la mente… es un ritual que une manos y corazón en un producto que deseemos crear. Se trata de un hábito que se transmite de generación en generación… en mi caso me lo transmitió mi madre y mi madre a mi abuela”.
Tejer es una terapia y un vínculo con nuestros ancestros… se trabaja a su vez la motricidad fina.
El punto ha pasado de generación en generación convirtiéndose en pasatiempo útil y estimulando el espíritu creativo de millares de pueblos a través de los tiempos. El punto a mano sigue ocupando uno de los primeros puestos de la moda y acaparando la atención de millones de mujeres en todo el mundo.
Pero hacer punto no es solo pasar hilos de una aguja a otra; hacer punto es también – y sobre todo – crear algo único.
Hay quienes afirman que el inicio del tejido se encuentra en las culturas peruanas desde aproximadamente el año 900 AC hasta el 600 DC. Aunque las primeras piezas tejidas con agujas fueron descubiertas en Arabia en el siglo VII DC. Se cree que llegó a Europa, introducido a través de España, por soldados, navegantes y mercaderes como labor de artesanía.
Las primeras agujas rectas se fabricaban de madera, cobre, alambre, marfil y carey. Los propios calceteros eran quienes las confeccionaban y envolvían cuidadosamente en fundas de cuero para que conservaran su barniz.

La aguja de tejer a mano rápida, flexible, de nuestros días, comenzaron a fabricarse en serie en el siglo XX.
El tejido de punto es el proceso de usar dos o más agujas para hacer un lazo con hilo en una serie de lazos interconectados para crear una prenda terminada o algún otro tipo de tela.
La palabra se deriva de nudo, que se cree que se origina en el verbo holandés knutten, que es similar al inglés antiguo cnyttan, «anudar».
Sus orígenes se encuentran en la necesidad humana básica de ropa para protegerse contra los elementos.
Más recientemente, tejer a mano se ha convertido menos en una habilidad necesaria y más en un pasatiempo.
Durante la Primera Guerra Mundial, hombres, mujeres y niños tejieron grandes cantidades de ropa y accesorios para ayudar en el esfuerzo bélico del lado aliado, complementando los uniformes de la tropa con calcetines, gorros, bufandas, suéteres, bufandas y pasamontañas. Las revistas de tejido y de mujeres junto con la Cruz Roja publicaron folletos y patrones específicamente para marineros y tropas. Revistas y canciones populares trataron el tejido como una locura que se había extendido por Gran Bretaña en un esfuerzo por apoyar a las fuerzas militares.