Por los 15′ del segundo tiempo, Natanael Tabárez, mandó un derechazo de excepción. De 35 metros, y a potencia declarada. La reacción de Nicolás Sánchez fue brutal. Debió ser gol. ¡Era gol! ¿Cómo no haberlo sido?
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Sobre el final del partido, el mismo riverense para desviar una pelota sobre el segundo palo. Esa fue la suma de Ferro Carril en materia ofensiva a la hora de los finales, ante un Universitario que le ganó la anemia de mitad de cancha para arriba. Sin Dos Santos. Sin Llama. Sin Jacques. Sin Martín Silva. Sin Alexander Píriz….cómo que es mucho. Pero además sustituído Valentín Fornaroli, que en el primer tiempo había dejado escrito en el papel de lo anecdótico: con él en cancha, Universitario siempre es tierra de cultivo para que la fineza del talento no renuncie a la vigencia misma.
ESOS DOS AYERES
En el fin de semana pasado jugando por el Campeonato del Interior. Fue 2 a 2. El miércoles por el Campeonato Salteño. Fue 1 a 1. Por eso, la conclusión no anda con vuelta y abre la portera de un hecho esencial: es el negocio de no perder. Cuando juegan Universitario y Ferro Carril,. no es solo un duelo de cancha.
Es un duelo de entorno.
Es un duelo de estadística.
Es un duelo de intereses.
Cuando existe uno que pierde, el moretón surge a manera de tatuaje. No se va. Se adhiere. Y ganar, es tener a mano y que entre, esa bocanada de oxígeno vital. Como le pasó a Ferro en el primer partido de OFI cuando ganó. Como le pasó en el segundo partido a Universitario cuando ganó.
Por eso estos dos últimos empates, a manera de balanza con equilibrio. Ninguno se va herido. Ninguno queda expuesto a la intemperie.
A veces además se trasluce una cuestión de esencia: EL TEMOR DE PERDER CONTRA EL OTRO.
Por eso a veces, el negocio es no perder. Y seguro que lo es.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-
