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El país teórico y el país real

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La policía nacional ha sido despojada de sus máximas jerarquías. Vale decir, salvo el ministro, luego todas las máximas jerarquías han sido relevadas de sus cargos.
El ministro, que es lo mismo que decir el gobierno ha dicho que los cambios se deben a que se aspira a mayores logros en la lucha contra la delincuencia.
La oposición no se convence y considera que innegablemente estos relevos se deben a lo que se viene en el caso Astesiano, aún investigado y generador de novedades permanentemente.
La cúpula policial relevada, ha sido mencionada en los “chat” (comunicaciones) con el ex jefe de la guardia presidencial y en alguna medida usufructuando su posición para servirse de los elementos que tiene la policía y la Justicia para “espiar” ilegalmente a algunos ciudadanos.
Para algunos esto puede ser una falta menor, pero no para nosotros.
En un sistema democrático, esto es un delito y quien espía a los ciudadanos, o dice espiarlos para saber qué hacen, deben de responder por ello ante la Justicia.
En definitiva ¿de qué sirve la ley que establece la prohibición de “espiar” o “vigilar” a los ciudadanos que no tienen cuentas con la ley? Cuando se niega las versiones de espionaje o de “vigilancia” hacia opositores del régimen vigente ¿son creíbles?
Lo hemos dicho en estas columnas. ¡pobre credibilidad oficial! Cuando las encuestas de opinión establecen que al menos un alto porcentaje de la población uruguaya no cree en las autoridades ¿no tendrá que ver con este tipo de cosas?
No tenemos duda alguna que este tipo de acciones están prohibidas ante la ley, pero ¿se respeta la ley?
Que sepamos ningún jerarca policial, así sea de los cargos más bajos, admite que viola la ley, cuando “apremia” o “tortura” para hacer confesar a algún detenido.
Menos confesará algunas irregularidades menores en su accionar. Siempre hemos sostenido lo mismo, somos defensores de los buenos policías, pero no de los malos, los traidores, los que atentan y traicionan a sus propios compañeros.
De allí que consideremos que esto no se arregla con más policías, sino con una policía honesta, proba y digna de la función que le ha encomendado la sociedad.
Como lo hemos escuchado incluso de algún ministro. No se puede poner un policía por cada ciudadano en el país… no tendría sentido. La cuestión es verificar que cada policía cumpla con su función, sólo así se ganará el respeto de sus conciudadanos.
A.R.D.

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