back to top
24.9 C
Salto
martes, marzo 4, 2025
EL PUEBLO
Columnas De Opinión

«Aunque todavía hay cosas que se mantienen en el debe, la evolución del campo desde el punto de vista técnico agronómico ha sido imponente en los últimos 50 años»

Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/upm6

Entrevista a María y Eduardo Grasso. Luis Enrique Azanza y Hermes Morales

El Centro Agronómico de Salto (CAS) ha decidido tener un acercamiento semanal con los lectores de EL PUEBLO. Esto motivó un encuentro previo por zoom con dirigentes de esta organización, como es el caso del Ing. Agr. Hermes Morales, junto a quienes ya han pasado por la dirección de dicha institución, los también Ingenieros Agrónomos Eduardo y María Grasso (padre e hija, quienes además fueron presidentes) y Luis Enrique Azanza. Conozcamos a través del relato de quienes fueron protagonistas, lo que ha sido parte de la historia del CAS, lo que sigue es apenas un resumen de una charla de casi una hora.

  • ¿Cómo llegamos a encontrarnos todos acá?
    M. Grasso- Fernando Casterá nos convocó porque él quería hacer, en una primera instancia, una especie de racconto historiando lo que ha sido el CAS, por eso convocamos a los más veteranos, porque yo conozco del año 1999 a esta parte, pero anteriormente son ellos los que pueden aportar un poco más. La idea es ir sacando una columna semanal en diario EL PUEBLO como para ir haciendo conocer un poco más lo que es el Centro, sobre todo a las nuevas generaciones.

Morales- La idea se complementa con la inquietud que tenía la Junta Directiva de que hay una serie de temas de interés general, en la que los agrónomos pueden tener una opinión, en particular algunos colegas que están más o menos vinculados en forma estrecha a alguna área o actividad. Por ejemplo, notoriamente la evolución de los distintos sectores que tienen importancia económica, social o ecológica también, que son motivo de preocupación para el conjunto de los ciudadanos, y donde se ve como conveniente que la voz de los agrónomos pueda llegar a la población en general a través de sus representantes más autorizados. En Salto tenemos más de 200 colegas trabajando, de los cuales más o menos la mitad son socios del CAS, y se entiende que ahí hay un conjunto de competencias y conocimientos que no siempre son tenidos en cuenta en la forma que se entiende que debería hacerse.

- espacio publicitario -
Liliana Castro Automóviles
  • Entonces, la pregunta es para los más memoriosos, ¿cómo fue el origen del CAS?
    E. Grasso- Luis Enrique y yo nos integramos en la misma época, allá por el año 71 o 72, pero el CAS ya venía de antes, había otra gente, mayor, cuyo impulsor y quien llevaba la bandera era Don Ruben Quintela, un especialista en citricultura, que antes de irme de la Estación Experimental de Agronomía, logré que se pusiera su nombre en esa Estación. Don Ruben era un tipo sensacional. Hay un sobreviviente de esa época, que es Ruben Machado.

Azanza- Quienes también estaban en ese momento eran Ruben Cabrera, Ángel Robaina. El CAS venía en ese momento, para usar un término vulgar, haciendo la plancha. Era un grupo de veteranos con algunas inquietudes, pero en cuanto al aspecto gremial profesional para nosotros no estaba contemplado. Entonces, uno de los objetivos fue entrar en el Centro y darle fuerza. Como decía Eduardo, fue en el 71 o 72 que nos integramos junto a Miguel Lázaro, Daniel de Brum, se me escapa algún otro capaz, pero diría que los que arrancamos en ese año fuimos los que nombré junto con Eduardo y conmigo. La idea que traíamos a la gremial de agrónomos era darle otra presencia en el medio, nos preocupaba mucho la parte de capacitación profesional. En ese momento no teníamos el tema de internet, entonces lo que podíamos hacer para capacitar a los profesionales era traer a gente de afuera, hacer reuniones, congresos. Ese fue un poco el objetivo que nos planteamos en ese momento.

E. Grasso- Eso se dio junto con la entrada de la dictadura, y un poco nuestras reuniones venían por dos lados, hacer un poco de oposición discreta a la dictadura y, por otro lado, traer a gente capacitada que diera cursos buenos, porque la gente que entró en la intervención, evidentemente, no tenía la capacidad de la gente que estaba antes en la Facultad. Dentro de la gente capacitada que trajimos me acuerdo el más destacado que fue Quique Marchesi, que murió hace un mes, colega que había hecho la especialización en conservación de suelos en Estados Unidos, en Iowa, y fue el creador del Sistema de Conservación de Suelos, que después tuvo mucha repercusión. A partir de ahí salió la Asociación de Siembra Directa, y otros que tuvieron gran repercusión.
A raíz del CAS, el BROU sacó en sus circulares una obligación a los productores de hacer conservación de suelos en la medida que, si no lo hacían, no se les otorgaría los créditos. A esos cursos también vino gente que luego tuvo mucho destaque, porque el CAS tuvo una serie de charlas de capacitación, sobre todo en la parte de economía, que era donde más se hacía agua. Se trajeron economistas de todo tipo, en aquella época venía surgiendo Astori, vino también Ramón Díaz, Ernesto Talvi, Alberto Couriel, colegas que mucho aportaron como Joaquín Secco, el Catalán Irigoyen. O sea que el CAS se preocupó siempre de mantener la capacitación de su gente.

M. Grasso- Del Primer Simposio de Fertilidad de Suelos que organizó el CAS, lo que me dijo Daniel de Brum, es que de la AIA (Asociación de Ingenieros Agrónomos) de Montevideo, vino especialmente su presidente a entrevistarse con ustedes para conocer quiénes iban a participar y cómo iba a ser el programa, sugiriendo que no hubiera ninguna connotación política porque estaban muy presionados en esa época.

Azanza- Si, el presidente de la AIA era el Ing. Pablo Furest, que la verdad nos dio un apoyo enorme. Si mal no recuerdo, el CAS marcó rumbo en todo el país dentro de los distintos Centros. Después la AIA formó las regionales departamentales, que fueron muy activas y que siguen trabajando muy bien. Esa reunión de Conservación de Suelos fue muy comentada en su momento a nivel país.

E. Grasso- Todos los que fuimos directivos de esa época anduvimos siempre caminando por la cornisa de la Jefatura o del cuartel. Tuve la suerte de que nunca me llevaran, a pesar que tuve algún interrogatorio violento sin llegar a lo físico, porque queríamos traer a un economista que era Director del BROU en aquel momento, y lo vetaron. Fui a discutir allá, me curtieron a reto y me dijeron que me quedara quietito. No me acuerdo el

nombre, pero era un tipo prestigioso en esa época, y sin embargo, la Jefatura de Salto no lo dejó traer.

Azanza- La verdad que fue una época muy complicada, pero nos mantuvimos alejados de todo el tema político, como debe ser todo gremio profesional o de cualquier tipo, porque se desvirtúa el trabajo de los gremios cuando se deja entrar lo político. Al menos yo soy de esa idea, los gremios tienen que ser apolíticos. Por supuesto que siempre hay matices políticos en los gremios, es algo que no se puede obviar, pero hay que tratar de mantener un equilibrio porque el gremio se debe a una cantidad de personas con ideologías diferentes.

  • ¿Qué tanto ha cambiado el campo de aquella época en la que iniciaban su vida profesional en la década del 70 a lo que es hoy?
    Azanza- En 50 años ha tenido un cambio trascendente. El campo ha evolucionado para bien, aunque todavía hay cosas que se mantienen en el debe, pero creo que la evolución desde el punto de vista técnico agronómico ha sido imponente. Hablábamos del tema de conservación de suelos, lamentablemente hoy estamos viendo en muchas zonas agrícolas desastres como se dieron en la década del 50. En la evolución de la agricultura y a veces la falta de control por parte de las autoridades, pese a que en la época del Ing. Tabaré Aguerre se implantó el Plan de Uso de Suelo, que fue una gran herramienta, pese a eso se siguen haciendo horrores en el tema conservación de suelos, por tocar un tema.

Morales- Cuando se mira hacia atrás, tendemos muchas veces a ver el vaso medio vacío o medio lleno. Y la verdad que si miramos con perspectiva, el vaso está medio lleno y a la vez está medio vacío, porque las dos cosas son ciertas. Los cambios que han ocurrido en la productividad de los cultivos en Uruguay y en el mundo, por ejemplo, son increíbles. Cuando yo iba a Facultad sacar 15 mil kilos de tomates era una cosa destacada, hoy creo que sacan más de 300 toneladas. Evoluciones parecidas hay en casi todos los rubros, cada cual con su característica propia. Lo que también es cierto, es que el vaso medio vacío es aquel que hace referencia a temas como los que planteaba Luis Enrique. Se entiende que hay gente que hace énfasis en la agresión que se ha hecho a la naturaleza que pone en peligro el bienestar actual y el de las próximas generaciones.


Pero bien, esos temas son algunos de los que yo hacía referencia cuando comentaba que del CAS tenemos la impresión de que hay opiniones y conocimiento en el conjunto de los colegas que son buenos compartir y que hacen a estos temas que sean de interés general. Y es muy cierto que la evolución ha sido increíble. En el trigo, el promedio nacional cuando se empezó a trabajar en el CAS eran 700 u 800 kilos, el año pasado fueron 4 mil. Tampoco tenemos que creer que somos el ombligo del mundo, cosas parecidas han pasado en el resto del planeta. Cuando ellos comenzaron a trabajar en el CAS había 3 mil millones de personas en el planeta, hoy hay más de 7 mil millones, y sin embargo la comida sigue sobrando, tanto que se crían chanchos en vez de dar la comida a la gente, por hacer un comentario muy de barricada. Esas dos visiones son importantes y que hay que respetar, tratando de mantener un razonable equilibrio.Ç

  • En el año 98, mi primera tarea periodística estuvo involucrada en el debate por el uso de agroquímicos o agrotóxicos versus lo orgánico y natural, ¿cómo ven ese tema?
    M. Grasso- En mi opinión, que trabajo en horticultura y en granja, pensar en un uso de los recursos en forma controlada y racional es lo ideal, porque pasarse a lo orgánico, lo ecológico y todo eso que está de moda, es totalmente inviable para dar de comer a la población a nivel mundial, porque los volúmenes de rendimiento que se alcanzan con la parte orgánica o ecológica son mínimos, y quieras o no, la gente evolucionó en su hábito de consumo y quiere la manzana perfecta, el tomatito redondito, y eso se logra utilizando productos agroquímicos, sea para controlar insectos, hongos, lo que sea. A todo el mundo le encanta lo orgánico, pero nadie te come una manzana con gusano ni un tomate con polilla. La gente lo tomó como moda, pero no asume el momento de ver la realidad como debería hacerse. Ahí hay un punto de inflexión, ni una cosa ni otra. Me parece que hay que volcarse más a lo que el Ministerio ha hecho, como algún que otro programa para incentivar el uso de recursos naturales en el manejo más integrado de plagas. Yo trabajé en el PPR (Programa de Producción Responsable), en ese momento se adoptaron tecnologías que hoy siguen y que están muy vigentes, fue un programa piloto que anduvo espectacular. Esa es, para mí, la línea que hay que seguir. No se pueden dejar de usar ni fertilizantes ni agroquímicos porque si no, no se alcanzan los valores de producción que quisiéramos para dar de comer a todo el mundo.
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/upm6