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sábado, 15 de marzo de 2025
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Por qué la
verdad debe ser revelada

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Liliana Castro Automóviles
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Alguien dijo que Uruguay es la tierra de las paradojas, por ejemplo es una paradoja innegable que cuando uno sostiene que “está en Libertad”, no siempre significa que está libre, que es un ser humano en pleno goce de su derecho.
Puede también significar que se halla en uno de los establecimientos carcelarios más importantes del país – que se halla en la localidad de Libertad “pagando” un delito – lo que es una paradoja.
En esta misma línea inscribimos a quienes participaron o dirigieron la tortura o ejecución de los desaparecidos. Están sueltos, pero esto no significa que estén libres lo que no significa que estén en paz y en tranquilidad. Lo que parece una paradoja.
El camino del silencio que fue elegido por quienes han sido responsabilizados y condenados por pruebas y testimonios, no es un camino liberador, sino que es el más cobarde de todos. No estamos sosteniendo que sea mejor, ni más cómodo, pero así como han trascendido todas la fechorías de sus adversarios, se conocen y no fueron aportadas voluntariamente, y el pueblo lo condenó y condena, según tenemos entendido esperamos que algún día lo torturadores y homicidas también asuman lo hecho.
Si ha sido tan grave, es necesario que se reconozca. Si su intención fue defender al país y sus ciudadanos, no se debería negar o esconder al menos los hechos, porque es precisamente el pueblo quien debe juzgarlos y condenarlos o absolverlos.
Que es lo que puede pasar de mantenerse el actual “pacto” de silencio, pues que la herida nunca cierre y surjan “imitadores” de esta situación porque en definitiva jamás se les exigiría nada.
El voto de silencio que estableció el doble plebiscito del famoso “voto verde y voto amarillo” (Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado) no es válido para nosotros, porque precisamente se hizo teniendo la “presión” de los hechos recientes, como tampoco lo sería hoy casi 40 años después y cuando las nuevas generaciones sólo han oído una versión.
Este silencio no es neutral, grita, esconde y denuncia. Seguir ocultando los hechos es abonar ciertas “versiones” que nunca han sido probadas.
Solo cuando el pueblo sepa la verdad, toda la verdad. Lo que sostienen uno y otro bando como “contexto”, podremos esperar un plebiscito justo.
La verdad revelada por sus protagonistas debe conocerse antes que sea demasiado tarde o la herida no cerrará nunca.
La verdad debe ser revelada y toda la verdad, no sólo una parte, sobre todo para que el “Nunca más…”, no sea sólo una frase, sino una realidad siempre vigente…

Alberto Rodríguez Díaz

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