«Siempre se quejan de los que andamos en moto, que no ponemos señalero, que adelantamos por la derecha, que esto y que lo otro, pero mire esto a ver si no da para comentar en el diario…»: esto nos decía una persona ayer a media mañana, al tiempo que nos señalaba el estacionamiento para motos de calle Dr. Bortagaray casi Uruguay. Una camioneta grande, blanca, estaba allí estacionada, como si nada, robándose unos cuantos metros del lugar de las motos.
Sin ir muy lejos de allí, en la noche del domingo recibimos más de una consulta sobre por qué no funcionaba el alumbrado público tanto de esa misma cuadra de Bortagaray (la de calle empedrada entre Artigas y Uruguay) como de las Artigas, en zona del liceo Ipoll. Era tarde de la noche y no obtenían explicación, parece.
Todo depende del lugar desde el que se miren las cosas. Para algunos es una pena que ya haya terminado el fútbol salteño, como espectáculo y como lugar de trabajo. Otros, en cambio, están agradecidos, como por ejemplo estos vecinos del entorno del Estadio Ernesto Dickinson, que nos escribían textualmente:
«Por suerte terminó la liguilla, ayer (por el domingo de noche) esto era un caos, autos estacionados en las veredas, motos circulando por arriba de las veredas… No hubo inspectores de tránsito, no se produjeron accidentes por milagro».
