Comprobaron que tomaban agua “no apta para consumo humano”:
Mucho se habla por estos días del reconocimiento que ha recibido una escuela de nuestro departamento, la Escuela Nº 67 de Pueblo Olivera, a unos 120 km de la ciudad, que la posiciona entre las más destacadas del mundo por un proyecto vinculado al agua y la vida saludable. EL PUEBLO quiso interiorizarse más en el tema y con ese fin dialogó con la Directora, Mtra. Aldana Antúnez en estos términos:
-¿Cómo es eso de la distinción que acaban de recibir?
Es un concurso internacional que destaca proyectos, son los premios World´s Best School Prizes. Fueron 165 países que presentaron distintos proyectos y en total 6.000 proyectos, en cinco categorías. Nosotros estamos en la categoría de aportar a vidas saludables.
-Un trabajo sobre el agua, ¿es así?
Es un trabajo de investigación sobre el agua, que comenzó desde el año pasado y que continúa. Somos dos docentes, el maestro Pablo Santurio que reside en el pueblo, es oriundo de Pueblo Olivera, concurrió a esta escuela y este es el cuarto año que trabaja como docente de la escuela, y yo que tengo el cargo de Dirección, con clase a cargo, desde el año pasado. No conocía el pueblo, entonces cuando llego, lo que nos cuentan sobre las necesidades, sobre qué les gustaría para mejorar, aparte de los caminos de acceso que al comenzar el año estaban espantosos, y del anhelo de tener un salón comunal, aparece el problema enorme del agua. Pero ellos lo tomaban no por la calidad, sino porque como es un pozo semisurgente donde hay una bomba, se corta la luz y se quedan sin agua. Por ejemplo el año pasado estuvieron quince días sin agua. Entonces empezaron a comentar, a contar las anécdotas de dónde sacaban el agua, que los tajamares, que el río, que traían en latones, que hervían el agua para consumir, o los auxiliaba algún vecino que tenía tanque…
-Y es así que comienzan a investigar…
Claro, ahí comenzamos la investigación, con un problema real. Partiendo de ese problema real planteado por los niños y haciéndolo extensivo a la comunidad. Pero es un tema que fue cambiando, porque ellos, la comunidad, no sabían de la calidad, del mal estado del agua. Al ser agua subterránea, nunca pensaron que estaba tan contaminada…
-¿Comprobaron que no era potable?
Sí, porque los niños se sentían mal, con problemas gastrointestinales, continuamente consultando a la pediatra…Un día charlando con la pediatra me decía que la mayoría utilizaba medicamentos para los parásitos. Pero no sabíamos que era por el agua. Ellos decían que podía ser el aire, la alimentación, se hicieron estudios de todo eso y surgió dentro de las hipótesis de ellos, el agua. Allí entonces se detectó esto con ayuda del Departamento de Salud e Higiene de la Intendencia. Nos ayudaron, nos enseñaron cómo es el protocolo de extracción de agua. Se hicieron dos muestras, desde el pozo y desde la canilla, y a los días salió que el agua no es apta. Dice clarito el documento que no es apta para el consumo humano y las bacterias que tiene. Una de las bacterias que tiene es coliforme fecal. Ahí empezamos a estudiar todo eso, el porqué de los coliformes fecales en el agua.
-Una investigación muy abarcativa por lo que se ve…
Sí, algo muy completo, por eso el trabajo en proyecto es tan importante, porque entra ese trabajo muy interdisciplinario. Se requiere desde las ciencias naturales, la química, lo social por los usos del agua y la intervención del hombre, y por supuesto que se lo trabaja también desde el lenguaje y desde la matemática.
-Concretamente, ¿ante quién presentaron el proyecto?, ¿quién fue que los distinguió?
Es un organismo que se llama T4 Organización Internacional, que tiene que ver con la calidad en la educación, la sustentabilidad. Uno de los argumentos es que a partir de la pandemia ha disminuido a nivel mundial la calidad de la educación. Entonces a través de proyectos se trata de incentivar a docentes y alumnos para avanzar…
-¿Puede ser que sean unas 200 familias en el pueblo?
Sí, aproximadamente; y 24 niños son los que van a la escuela, desde Nivel 3 hasta 6to. año.
-¿Qué implica esta distinción, ¿algún premio económico por ejemplo?
Es un reconocimiento frente a 6.000 proyectos presentados, de 165 países, y estamos entre los 10 seleccionados de esa categoría a nivel mundial. Quiero decir también que después que presentamos, tuvimos instancias virtuales de explicar y defender el proyecto, con evidencias, documentos, fotografías… Ahora, de estos 10 quedarán 3 y de esos 3 queda 1; y el premio son 250.000 dólares para distribuir entre los 5 ganadores, pero no 5 de estos 10 que estamos ahora, sino los 5 primeros de las 5 categorías. Es decir, son 5 categorías y nosotros participamos en una, junto a Pakistán, India, tres de Estados Unidos, dos de Brasil… Los países más variados. Pero algo que de la organización nos decían es que a pesar de ser países con culturas totalmente diferentes, y tan distantes, la problemática se mantiene en varios. Lo que pasa es que es un tema muy delicado, como el agua.
-Precisamente vuelvo a lo delicado del tema. ¿Qué se ha hecho o se piensa hacer a partir de esta comprobación tan preocupante?
Después que tuvimos los resultados, las evidencias de que no era potable el agua, empezó toda la concientización en la comunidad. Porque había chiquitos que nos decían por ejemplo: mamá me dijo que no haga caso porque siempre se tomó el agua de acá y nunca pasó nada. Entonces tuvo que hablar también Salud Pública, la pediatra, y decirles también que el tema es bacteriológico, que se hirviera el agua, una familia empezó a comprar… Pero lo importante era ver ahí, entre todos, qué solución podíamos dar. Y estuvo el apoyo del Municipio (de Lavalleja) y de la Intendencia, ya que se instaló un clorador en la bomba. Y ahí vino también todo un trabajo, porque había gente que no aceptaba que el agua tuviera cloro, decía que tenía gusto a cloro, todo un trabajo de concientización. Pero lo importante es que todas las familias se interesaron y se involucraron para tomar alguna medida para mejorar la situación.
