La ocurrencia del ciclón tropical que asoló el país días pasados, no es algo habitual, pero lamentablemente hay voces de científicos que sostienen que serán cada vez más frecuentes.
En esta ocasión los daños fueron menores, aunque no para el joven que falleció cuando un árbol cayó sobre el techo de su casa, aplastándolo, ni para quiene han perdido sus casas arrasadas por la crecida del océano.
En cuanto a las causas de esta variación en las condiciones atmosféricas, coinciden los científicos de que se trata de una de las consecuencias acarreadas por el “calentamiento global”.
Esto reafirma lo que siempre hemos sostenido. No le estamos dando a este tema la importancia que tiene.
A esta altura negar lo que es evidente no parece ser lo más razonable. Lo que estamos haciendo con el agua, con el aire y la tierra seguramente tendrá consecuencias y ésta no serán buenas seguramente.
Cuando no hacemos los distraídos con las advertencias de los científicos y de los grupos sociales dedicados a alertar y procurar que se tome conciencia del calentamiento del planeta, estamos precisamente generando las condiciones para la ocurrencia de estos “fenómenos”.
Hasta el momento no sólo los gobiernos han hecho oídos sordos, sino lo que es mucho peor aún, las poblaciones en general parecen no tener conciencia de la gravedad del problema.
A diferencia de lo que se cree, Uruguay también es tierra fértil para la ocurrencia de terremotos, debido a que se encuentra situado sobre una falla geológica.
En los últimos tiempos se han registrado ciclones y hasta terremotos desconocidos en el Uruguay hasta el momento. De seguir por este camino, el país va inexorablemente hacia una catástrofe, sostiene la Organización Mundial de Meteorología, que acaba de confirmar que en los últimos siete años, los indicadores atmosféricos indican que han sido los más calientes que se conocen.
La extracción de combustible fósiles sin límite alguno y el maltrato que les estamos dando al planeta en general, tierra, agua y aire, se cuenta entre los principales factores causantes del calentamiento global.
No somos agoreros de los males apocalípticos, porque sabemos que el desarrollo científico y tecnológico está en condiciones de detener y revertir la situación, pero nunca si las ambiciones económicas siguen dominándonos.
Si seguimos haciendo caso omiso a las recomendaciones y advertencias de los científicos y sobre todo si permitimos que se ignoren abiertamente estas advertencias.
Alberto Rodríguez Díaz
