En el mes de diciembre, llegó a nuestras manos un par de libros de Lyon Ishee (seudónimo que el salteño Luis Carballo no tiene problema en asumir como suyo), que si bien uno había sido publicado en abril y el otro en octubre, por diferentes motivos tuvieron escasa circulación. A esta altura, ya son varios los libros de Carballo (maestro jubilado) todos en el género poético, con la rima bien marcada y el tono reflexivo como característica, los que ha firmado siempre con seudónimo (en otras ocasiones, en vez de Lyon Ishee, simplemente “El maestro Luis”). Estos dos últimos se titulan “Corazón Cautivo” y “Memorial del olvido”. Compartimos seguidamente tres poemas de cada uno de ellos.
INTERVALO
Traigo el largo silencio de los años,
que oculté en las penumbras de mi hastío,
con mis pobres recuerdos, muy tacaño,
fortaleza virtual de mi albedrío.
La vida se me fue, con rumbo incierto
y nunca regresé sobre mis pasos,
cual si al irme de ti, ya hubiera muerto
con mi triste ilusión hecha pedazos.
Y desde entonces me volví un avaro
mezquinando mis sueños clandestinos,
viéndome como soy, un bicho raro
negativo nefasto del destino.
Recibí de la vida aquel regalo,
lo pude saborear, a la apurada,
pero ha sido muy largo el intervalo,
y de aquel tiempo azul no quedó nada.
Dulce sueño de amor, interrumpido
por esos avatares de la vida,
si algún día me ves, solo y vencido,
no sufras, ni te des por aludida.
A LA TARDE
En cada tardecita, mientras llega la noche
preparo mi cerebro, para hacerlo rendir,
para que en la jornada se estampe como un broche
algún poema nuevo con algo que decir.
Va volviendo la calma, y silencian los ruidos,
y se prepara el alma para empezar a hablar
y el momento es propicio para que los sentidos
rebajen su agudeza y puedan descansar.
Es entonces que brotan de allá, de lo profundo
muchos giros sencillos que encierran emoción
y frases, y palabras, (nada del otro mundo)
que expresan lo que siento, de todo corazón.
Han de pensar algunos que escribo por creído,
que mis versos son fruto de cierta habilidad
pero lo que yo escribo, realmente lo he sentido
y son más que palabras: son la pura verdad.
No ha de gustarles todo lo que estarán leyendo,
porque, aunque tengan rimas, serán trivialidad,
para mí es un orgullo continuar escribiendo
sobre tantos asuntos de nuestra realidad.
RESABIOS
Hoy la vuelvo a soñar, como era antes,
como hace mucho tiempo no lo hacía,
deseando abrazarla, en un instante
como en aquel ayer, que la quería.
Y la vuelvo a escuchar dulce y pequeña,
con esa voz azul, como de plata,
con la febril ternura del que sueña
con un amor de espuma y hojalata.
¡Qué rápido volaron estos años
lejos de su candor y mi esperanza,
anidando, tal vez,brazos extraños,
o perdida entre tantas añoranzas!
Mi corazón, curtido por la ausencia
quisiera descansar, sueño profano,
y al cerrar mi ilusión, pide clemencia
a la que dediqué mi amor insano.
SOY
Soy aquel tipo de ese tiempo lejos
que te amo alguna vez, y con locura,
el que aún guarda esos recuerdos viejos
entre alegrías, penas y amarguras.
Soy el que nunca pudo hallar ninguna
con tan dulce ternura femenina,
con un brillo sutil, como la luna,
con ímpetu sensual de ola marina.
Me debo resignar, ya pasó tanto
que se borró el espacio entre recuerdos,
que la esperanza se murió esperando
pues los tiempos de amar fueron muy lerdos.
Sólo debo admitir que soy la sombra
de un pobre soñador, enmohecido,
que en locura febril, tan solo nombra
al amor más intenso que ha vivido.
REINA AZUL
¿Por qué decirte adiós, si aún te quiero,
mi sagrado veneno clandestino?
Si en mí sigue tu imagen, que venero
como la reina azul de mi destino.
Porque eres el recuerdo más preciado,
y estás en lo más hondo de mí mismo,
dueña total de todo mi pasado
y lámpara virtual de mi optimismo.
No importa si al final, en mi camino
quedan trazas de orgullo malherido
quizás porque mi corazón mezquino,
no ha podido aceptar lo ya vivido.
Me reservo el derecho, restringido,
a elaborar mi parte de mi historia:
nadie discutirá lo que he sentido
cuando estuve en las fauces de la gloria.
RAZONANDO
Dejaré que se apaguen los recuerdos,
procuraré taparlos con razones,
ya no se justifica retenerlos
acicateando nuestros corazones.
Es lo que debo hacer, quiera o no quiera,
no puedo proseguir, contra corriente,
cuidando, como loco, que no muera
lo que acabó, definitivamente.
Aunque estoy totalmente convencido
de que debo aceptar esas razones,
mi corazón, salvaje y dolorido
no comparte estas tristes decisiones.
Me parece (lo creo a mi manera)
que olvidar tantas cosas que yo amo
es poder aceptar que se nos muera
esa felicidad que ayer soñamos.