El acontecimiento que celebra hoy la iglesia católica está mucho más allá de cualquier pandemia. No con esto estamos exhortando a desentenderse de la responsabilidad que exige la hora, nada más errado, creemos que un buen cristiano debe dar muestra de prudencia, de responsabilidad como cualquier otro ser humano.
La cuestión al menos como la vemos nosotros, es un llamado a redescubrir el verdadero sentido de la Navidad.
Ese que hemos dejado de lado muchas veces en aras de intereses comerciales o de otros intereses que han surgido precisamente para eclipsar al menos el verdadero origen de una fecha o un acontecimiento.
Esta pandemia que ha caracterizado todo el año que se acaba tiene también como contrapartida la posibilidad de ir más allá de lo que se promueve por muchos recursos publicitarios y que nada tiene que ver, con el sentido cristiano de la Navidad.
Hoy cuando escuchamos reiteradamente que esta será una Navidad diferente, nos preguntamos si esto es bueno o malo. Dependerá mucho del concepto y las convicciones propias de cada uno.
Quizás lo que lamentamos no siempre es bueno y lo que hemos obtenido en esta ocasión no es totalmente malo, ni negativo dado que también seguramente nos está dando oportunidad de volver a buscar las raíces de estos acontecimientos. En estas columnas nos hemos ocupado del cambio cultural que se nos ha pedido para este año, en cuanto a que mantengamos distancia, evitemos las reuniones numerosas y hasta las reuniones familiares tan frecuentes y habituales en estas fechas.
Se nos perdonará la opinión personal, pero creemos que más allá de la pandemia esta Navidad nos ofrece la posibilidad de escudriñar sobre el auténtico origen de esta fecha y sobre todo la necesidad de analizar si verdaderamente estamos siguiendo aquellos valores que se promulgaron en el origen de estos acontecimientos.
Nada mejor que analizar si lo que habitualmente celebramos tiene algo que ver con el nacimiento de Jesús, o si es un acontecimiento más, de los que han surgido promovidos por intereses comerciales, legítimos pero no siempre tan “inocentes” como se piensa.
En suma, no estamos en contra de Papá Noel, de los regalos, de las fiestas, sobre todo en el ámbito familiar, pero no por esto olvidamos el verdadero sentido de la Navidad, que debiera ir al menos, mucho más allá de cualquier pandemia.
A.R.D
