El neurodesarrollo nos habla de la maduración del sistema nervioso, las funciones cerebrales y aspectos que se observan en el comportamiento el modo de ser de una persona.
Se da a través de un proceso dinámico de interacción entre el niño/niña y el contexto que lo rodea, adquiriendo de forma continua habilidades, capacidades, conocimientos, actitudes y funciones que se presentarán a lo largo de la vida. Existen periodos sensibles durante la vida intrauterina y los primeros 6 años.
Hablamos de alteraciones en el neurodesarrollo cuando la maduración del cerebro no sigue ciertos patrones esperados debido a la exposición y/o incorporación, agentes que pueden afectar cerebro y desencadena en un mal funcionamiento de las áreas encargadas del aprendizaje.
Dentro de las alteraciones del neurodesarrollo encontramos, según el DSM-5 (APA, 2013), la Discapacidad Intelectual, Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), Trastorno por Déficit Atencional con hiperactividad, Trastorno Especifico del Aprendizaje, Trastorno de la Comunicación, Trastornos Motores y otros trastornos del desarrollo neurológicos.
Es importante identificar aspectos que pueden interferir en el neurodesarrollo para a través de la prevención, la atención temprana y su intervención apuntar a una mejor autonomía y calidad de vida en la persona.
En relación con esto, es conocido que una de las características más llamativas y peculiares de algunas alteraciones del neurodesarrollo, como el TEA o la discapacidad intelectual, es la dificultad que presentan para establecer relaciones sociales, hasta el punto de que en ocasiones el mero contacto con otra persona pareciera resultar aversivo. Las habilidades sociales son pautas, hábitos, destrezas que establecen nuestras relaciones con otras personas y nos ordena el contexto donde estamos.
Aprendemos las habilidades de forma natural y sencilla, a partir de la interacción con otras personas y ambientes. Habilidades que nos ayudan a interactuar y solucionar situaciones sociales de manera asertiva y efectiva para la propia persona en relación al contexto dado. Las habilidades sociales son importantes no solo por la dimensión relacional, sino por la influencia con otras áreas del desarrollo, dada que su alteración puede generar déficits sociales, problemas de comportamiento (conductas disruptivas/disfuncionales) o influir en la identidad.
Se entiende que las habilidades sociales son críticas para interacciones sociales efectivas y que, por ende, el uso de procedimientos para la enseñanza de habilidades sociales podría ser beneficioso para aquellas personas que presenten déficits en competencias de interacción social, como pudieran ser aquellas diagnosticadas con Discapacidad Intelectual o el Trastorno del Espectro Autista.
En esta conferencia, la Dra. Montoya y el Dr. Navarrete, profesores de la Universidad Católica del Uruguay, presentarán las características del TEA y la discapacidad intelectual, cómo es su desarrollo en las diferentes áreas, cuáles son las estrategias de intervención que se pueden utilizar para mejorar sus dificultades en habilidades sociales y presentarán los resultados del
proyecto – FSED_2_2019_1_156062.
En este proyecto, financiado por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación y la Fundación Ceibal, se ha desarrollado una herramienta mediante realidad virtual para enseñar habilidades sociales de toma de perspectiva. Se ha trabajado con personas con discapacidad intelectual, TEA y personas con desarrollo neurotípico de diferentes edades.
Esto ha permitido comparar los desempeños en las pruebas que normalmente se utilizan para evaluar habilidades sociales de toma de perspectiva y desarrollar un protocolo de enseñanza para mejorar estas habilidades en poblaciones que pudieran presentar dificultades.
Lugar: Universidad Católica – Campus Salto
Fecha: Viernes 1° de Julio – Hora: 19:00 hs.
Actividad sin costo, previa inscripción: https://ucu.edu.uy/es/node/49956
