Desde luego que no me gusta ni estoy de acuerdo para nada con las expresiones del sindicalista argentino Carlos Díaz, quien expresó que “hay que echar a Lacalle Pou”.
No me gusta, no estoy de acuerdo y rechazo de plano estas afirmaciones, porque más allá que no me guste, nadie puede decir que quienes comparten el gobierno que este propuso, ganaron en las urnas y por lo tanto la voluntad de del pueblo uruguayo, expresada democráticamente, le confirió el mandato a la coalición que dirige, por lo menos por cinco años.
No me gusta porque soy muy respetuoso de la voluntad popular mal que les pese a algunos siempre esteré en la vereda de los que realmente respetamos los valores democráticos.
Como tampoco me gusta la denominada ley del aborto (que legaliza cumpliendo determinadas condiciones el aborto).
No me gustan algunas cosas de la Ley de Urgente Consideración, más conocida como LUC -no toda por supuesto, pues aunque no me gusten algunos artículos, considero que responde a la propuesta formulada en ocasión del acto eleccionario por la coalición que nos gobierna).
Tampoco me gusta lo que sucede en Salto Grande, donde se acaba de incrementar más de un diez por ciento de los funcionarios con sueldos que van de los 80 a los 400 mil pesos mensuales, y sin concurso ni sorteo.
Nos parece muy bien lo que se hace en Montevideo, donde se ha denunciado la contratación del equipo de guardaespaldas del ex presidente Tabaré Vázquez (hoy fallecido), también como personal de confianza, sin llamado a licitación, sin concurso, ni licitación.
Y aunque el oficialismo de la Junta Departamental capitalina sostiene que uno sólo de los guardaespaldas fue funcionario de Vázquez y su cargo caduca con el período de Cosse, consideramos ajustado a derecho que se aclare debidamente.
No me considero dueño de la verdad, pero es mi opinión y considero que no tengo que estar de acuerdo con nadie, ni tengo que tener “cuidado” de no caer mal a nadie, porque sencillamente estoy ejerciendo un derecho.
Es probable que haya gente que coincida y gente que no comparta nuestra opinión, pero siempre tuvimos claro que opinar no es relatar, no es co nar sino decir claramente qué es lo que nos parece bien y que nos parece mal. Que nos gusta y que no nos gusta.
Al pan, pan y al vino, vino. Así nos han enseñado y así pensamos.
A.R.D
