Días pasados cumplió quince años Ana Cristina Díaz Alfano, motivo por el cual sus familiares especialmente su madrina la agasajaron con una hermosa fiesta de la que participaron familiares y amigos más allegados.
La quinceañera recibió a los invitados vistiendo conjunto de falda largo Chanel con terminación irregular y corset de crep satén color verde agua, la parte superior bordada con perlitas y canutillos al tono siguiendo la línea del escote recto. El salón fue decorado por la familia con predominio de los colores verde agua y marfil, a la entrada se dispuso destacado arreglo de estilo tropical, allí se veían helechos colgantes y variedad de plantas diseminadas sobre el piso y dispuestas sobre medias columnas blancas, entre este grupo de verdor se elevaba un candelabro de pie con las quince velas encendidas.
Debajo del techo formaban bóveda múltiples guías de globos en ambos colores elegidos que se unían al centro de la pista de baile con enorme racimo multicolor, los invitados se ubicaron en torno a mesas tendidas con manteles blancos, alternaban senderos o cubre manteles en dos tonos de verdes en composée con las sillas, al medio lucían transparencias con gemas hidratadas y una vara de liliums dándole altitud al conjunto. En uno de los laterales se ubicó la mesa de las golosinas presentadas en su inmensa variedad sobre bandejas de platina y recipientes de madera artesanales, en la parte superior había un arreglo de bambú de la India que fuera obsequio de la agasajada. Llegada la media noche Anita con su papá iniciaron el tradicional vals, intercambió parejas con otros familiares y amigos, posteriormente ritmos de moda marcaron el inicio del animado baile con reparto del cotillón sobre la madrugada.
Al momento de cantarle el feliz cumpleaños tomó mayor relevancia la mesa principal cubierta con mantel de encaje y viso de satén tono verde agua, encima se lucía la torta con forma de almohadón bañada de color marfil bellamente decorada en filigrana amarillas, lucía arriba ramillete de margaritas de azúcar, acompañaba el árbol de la vida con los quince veloncitos verdes entremezclados con guías de hiedras, que en su momento sopló la quinceañera ante constantes muestras de cariño y amistad.
Recibió esta jovencita múltiples y finos obsequios que perdurarán en el recuerdo de este su día feliz.
