Por Rodrigo Albernaz, Diputado por Salto de Cabildo Abierto

Desde el inicio de este período de gobierno el Senador Manini Ríos entregó en manos propias al entonces ministro Larrañaga, luego al ministro Heber y al actual ministro Nicolás Martinelli un paquete de medidas para mejorar la seguridad pública, que incluía aumentar la cercanía y presencia policial con los vecinos, cambios en el sistema de ascensos en la Policía valorando principalmente una antigüedad calificada, cárceles de máxima seguridad, trabajo obligatorio a lo presos, combate al narcotráfico en el terreno con penas máximas a traficantes y vendedores, entre otras, que prácticamente no fue tomado en cuenta y los hechos están a la vista: la inseguridad está llegando hasta el último rincón del país. Pero también Cabildo Abierto reclama cambios en la justicia, proponiendo para eso un proyecto de ley que establezca el delito de prevaricato para jueces y fiscales que no se conducen de acuerdo al Derecho. De la misma manera hemos exigido permanentemente en estos años, campañas en prevención de uso de drogas, que muy poco o nada se ha hecho a pesar de que la ley que despenaliza la venta de marihuana en el Uruguay, dice que “promueve la información, educación y prevención sobre las consecuencias del uso del cannabis así como el tratamiento, rehabilitación y reinserción social de los usuarios problemáticos”. Tampoco se ha hecho mucha cosa por los adictos.
Parecería que nada queda por hacer más que seguir demandando que nos escuchen, sin embargo todos debemos hacer nuestro gran aporte para la seguridad pública. Cada vez que un menor o un joven delinque, encontramos tras él problemas que trae desde casa. No estoy juzgando a ninguna familia ni tampoco pretendo dar consejos, simplemente reflexiono qué es lo que permitimos a nuestros hijos, cuáles son los límites que les ponemos y hasta dónde reconocen nuestra autoridad. Defendemos los derechos de los niños y siempre lo haremos, pero creo que también debemos reclamarles a ellos por sus deberes, que jueguen es su derecho pero juntar los juguetes es su deber, colaborar en las tareas de la casa debería ser un deber aún para los más pequeños, respetar las costumbres de la familia en cosas simples como horarios de las comidas o de ir a dormir. Infelizmente muchas veces los padres obedecemos y los hijos mandan.
Este próximo lunes 4 de marzo comienzan las clases en todo el país y me gustaría que todos los estudiantes ya trajeran desde su casa incorporado en su lenguaje cotidiano palabras como “por favor, permiso, gracias, disculpe”. Los centros de estudio imparten conocimientos, quien educa es la familia. Niños, adolescentes y jóvenes que lleguen a los centros de estudio a aprender y padres que los acompañen para colaborar para una educación integral de sus hijos y no como ha sucedido en el último tiempo, a agredir a quienes imparten conocimientos. Estudiantes que tengan cariño por sus centros de estudio y no los deterioren solo por hacer daño reclamando derechos, que respeten los símbolos patrios, que sean ordenados y cuiden sus cuadernos y otros materiales comprados con el esfuerzo del trabajo. Ahí es donde empieza la verdadera seguridad pública, formando ciudadanos respetuosos que concurran diariamente a clase con el deseo de aprender y de compartir buenos momentos y hacer amigos, algunos quizás para el resto de la vida.
Para terminar quiero invitarlos a que pasen por nuestra sede central de calle Brasil 1851 para conversar sobre este tema que hace a la seguridad pública, para que seamos padres ocupados en vez de preocupados y así formar una sociedad más sana para la felicidad de nuestros hijos.