Desde este espacio quizá seamos demasiado insistentes y reiterativos, pero hemos afirmado y lo volvemos a hacer que todo esto que nos está pasando, era predecible.
Las medidas de prevención fueron planteadas desde el día uno, el gran tema es que no se cumplieron hoy todos tenemos alguna persona conocida y querida, fallecida por el covid 19 y eso nos asusta.
Hoy se grita a la tribuna que los sistemas están saturados. ¿Pero es que no vimos en países con grandes poblaciones, las personas se morían sin asistencia, sin oxigeno, sin CTI? ¿No entendimos que el problema era la posible falta de asistencia?
Tuvimos varios espejos para mirarnos y optamos por ignorar todo aquello que en él se reflejaba.
Vivimos en un país privilegiado, sin desastres naturales, sin guerras, y esto nos tocó y nos desestabilizó como sociedad.
Muchos piensan que el covid afecta al otro, que no es mi problema, hasta que le toca a una persona cercana.
Por todo esto es difícil de entender el proceder del Cardenal Sturla, que como cabeza de la Iglesia debe ser el ejemplo para sus feligreses y para los que no lo son, porque es una autoridad, y es un referente en su ámbito.
Qué se puede dejar para el resto, si aquellos que tienen que visibilizar el mensaje, no lo hacen, como podemos exigirles a los jóvenes que se mantengan es sus burbujas.
Hay miles de personas que la están pasando mal en cuanto a la salud, pero también miles de personas no han podido trabajar en este año y pico, a todos ellos se les pide una y otra vez colaboración, siendo que referentes religiosos como en este caso, referentes políticos, deportivos, y tantos otros, minimizan sus faltas, mientras el resto tiene que colaborar, entender, tener empatía.
Poco para agregar, o mucho….
