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lunes, 2 de junio de 2025
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Salto

Hace 114 años, el joven Horacio Quiroga mataba accidentalmente al poeta Federico Ferrando

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Diario EL PUEBLO digital
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Ayer, 5 de marzo, se cumplió un año más del trágico hecho en que Horacio Quiroga, accidentalmente, mató de un balazo a su amigo Federico Ferrando, también poeta y también salteño, aunque el episodio ocurrió en Montevideo, en 1902. Es que por aquella época habían partido a radicarse en la capital varios jóvenes escritores de Salto, todos unidos por las letras y la amistad; además de Ferrando y Quiroga, integraban el grupo: Alberto Brígnole, José María Fernández Saldaña, Asdrúbal Delgado y Julio Jaureche. Todos rondaban los veinte años y conformaron uno de los cenáculos más importantes que tuvo el país, el Consistorio del Gay Saber, cuya actividad se truncó inmediatamente después de la muerte de Ferrando, pues el grupo no logró sobrellevar la tragedia y se disolvió prontamente. En parte por la temprana edad en la que perdió la vida, es poco lo que ha quedado escrito de Ferrando. Entre esos escritos está el soneto que a continuación transcribimos.
SONETO
La sombrilla tenía en sus varillas
el perfume incompleto de la seda,
ese perfume que en las manos queda
después de un roce leve de rodillas.

Yo miré la patente maravilla
del dibujo estirado, que remeda,
coincidencia del sol, como una rueda,
aplicada en la bóveda sencilla.

Largo tiempo quedaron mis diez dedos
palpitando, medidos y corteses,
con la seda, de escuálidos enredos.

Y al fin quedó, como cuarenta veces
mi beso tembloroso e inexperto
en su floja expresión de rostro muerto.
Federico Ferrando
(Salto, 1877 – Montevideo, 1902)

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