Muchas nos hemos expresado en estas columnas sobre lo que para nosotros resulta en el colmo de la ceguera o lisa llanamente de la estupidez y así consideramos a la radicalización o los fanatismos irracionales.
Sucedió primero en Brasil y ahora en Argentina. Tiene que ver con los argumentos políticos. La ceguera que nos ha ganado a tal punto que alguien ha llamado grieta o radicalización o sencillamente ceguera. En esta posición, consideramos que todo lo que provenga de tal sector o ideología es bueno y en cambio lo que procede del sector rival es malo.
En estos días nos interesa analizar el caso brasileño es que la diferencia que eligió al presidente, son unos pocos y habrán de gobernar porque si algo es claro, es que el nuevo presidente tendrá que dejar la ideología de lado y hacer acuerdos que le permitan reunir los votos necesarios para gobernar.
Mientras sigamos en estas tiendas, y celebremos el hecho de haber llegado al poder, sin mirar cómo y con quien nos hemos aliado para llegar, estaremos dejando la verdadera voluntad popular en manos de unos pocos.
Nadie parece interesado en detenerse a analizar lo que estamos haciendo en el Uruguay. La primera vuelta electoral “reparte” más de cien cargos muy bien remunerados, que tendrán una vigencia de cinco años.
Estos 130 cargos (sumados diputados y senadores) que le cuestan al país algo así como 25 millones de pesos, mensuales son el verdadero botín de guerra. Porque algunos de estos legisladores ni siquiera concurre a las sesiones de la cámara, porque para ello tienen sus suplentes, que también cobran por supuesto, además de secretarios, asesores y demás.
Hemos conocido algunos diputados casi que analfabetos, que han “comprado” la posibilidad de ser candidatos a diputado o senador, aportando importantes sumas para el Partido. Eso sí con mucho dinero o en puestos donde trabaja mucha gente lo que casi asegura es “éxito” de esa “inversión”.
Cuando alguien le pregunta posición sobre los grandes temas del país, “recitan” la posición ordenada desde el sector del Partido al que pertenecen porque en realidad no tiene ni idea de que se trata.
Obviamente cuando esto escribimos tenemos presente casos de legisladores que han “desparecido” de la política, demostrando que sus propósitos eran muy diferentes.
Es lo que tenemos y mientras no tomemos debida cuenta de estos aspectos todo seguirá igual.
A.R.D.
