San Pío de Pietrelcina
Desde muchos lugares del país llegan personas a la estancia la Aurora para buscar conocer a un Santo que es sanador. Sus sabios consejos han quedado perpetuos tras las escrituras del capuchino en los tiempos dónde su presencia se hizo notar en cada lugar donde estuvo.
En Salto, (por más que la gruta se encuentra en territorio sanducero, al otro lado del río Daymán) se registra una gran afluencia de público a diario, convocados por la fé en este fraile italiano, y es que tanto en nuestra ciudad como en otras partes su obra a calado hondo. Sus milagros se han manifestado en distintos creyentes, los que han sanando o recibido bendiciones a partir de visitas, promesas y propósitos que fueron a compartir con el Santo en la Aurora.

El acceso al padre Pío
Es llamativo como en ninguno de los gobiernos de los dos departamentos que comparten el acceso a la gruta, se han puesto de acuerdo para asfaltar o mejorar esos 3 kilómetros que unen la ruta 3 con el Padre Pío.
La Ermita fue inaugurada en el 1987, para esto han pasado 36 años y lo intransitable que se vuelve el lugar, sobre todo después de las lluvias, aumentado esto por el tránsito de camiones que sacan el ganado de los establecimientos rurales situados en territorio sanducero. El tránsito vecinal de las localidades de San Mauricio y Bella Vista y termas de San Nicanor también sufren de lo inhóspito del camino vecinal.
Aún ninguno de los gobernantes de turno ha puesto atención a la caminaría en esa zona tan visitada por personas que llegan de distintos lugares no solo de Uruguay sino de Sudamérica.
Los nombres en honor al Santo
En Salto es notoria la influencia del Padre Pío en la sociedad. A partir de la construcción de la gruta, la cantidad de nombres en los recién nacidos es muy común en los sanatorios y hospital; Pía y Pío se repiten en distintos documentos de identidad. En agradecimiento o por el hecho de encomendar a sus hijos, los padres bautizan con el nombre que llevó el Santo.
Algunos testimonios
Ana (68 años).
“En el año 1989 a mi hijo le diagnosticaron una enfermedad complicada, la que ponía en riesgo su vida. Apenas tenía 7 meses. Con mi esposo no sabíamos que hacer. Una tarde nos tomamos el ómnibus hasta termas del Daymán, de ahí caminamos hasta la gruta a pedirle por favor al Santo que nos ayudará con la salud de nuestro hijo, era el quinto de nuestro matrimonio.
Después de visitar al Padre Pío, cuando fuimos a la dos semanas los diagnósticos eran otros, no podíamos creer. De allí en más cada año vamos los tres juntos a agradecer. Nosotros estamos convencidos que fue obra él, acudimos muy desesperados, cuando ya no teníamos más que hacer.”
Enrique (52 años).
Me diagnosticaron cáncer con 40 años, cáncer en la sangre, pocas probabilidades de vida. Yo no creía en nada, mucho menos en Santos, si bien iba a la iglesia de chico y me casé ahí, estaba bastante alejado de la fe y las creencias.
Cuando me dijeron lo que tenía y que era muy complicado el tratamiento que debía seguir se me hizo un nudo en la garganta, no podía hablar, mi esposa no pudo resistir la mala noticia y su salud también se vio afectada. En definitiva me quedé solo frente a frente con el cáncer.
Una tarde un familiar vino desde Salto, especialmente a visitarme y cuidarme, mi señora estaba en Salto y yo solo en Montevideo.
Este familiar me trajo piedras de la gruta del Padre Pío en la Aurora, me dejó una estampa y me pidió que le rezara. Tiempo para hacerlo tenía. Cada mañana, mientras me daban medicación yo repetía lo que había escrito en la estampita, lo hice por 60 días consecutivos.
Antes que me trajeran esas piedras los profesionales me repetían que era muy complicado lo mío, con serio riesgo de vida.
Increíblemente, a los 60 días los estudios comenzaron a virar, de a poco comencé a salir y de ahí en más la recuperación comenzó a ser favorable. Mi señora fue a verme y unos 10 días después nos volvimos juntos desde Montevideo. El tratamiento lo seguí acá, cuando recibí el alta lo primero que hice fue ir a verlo. El Padre Pío ayudó a los médicos. De eso estoy seguro.”
Las imágenes en las casas
Recorriendo los barrios de la ciudad encontramos muchos hogares que tienen en su frentes o al fondo en lugares hechos especialmente para él, la estatuilla de Francesco Forgione (nombre de pila del padre Pío) se repite en distintos lugares de Salto y el interior del departamento.
Basta con hablar unos minutos con los dueños de casa y de inmediato afloran los relatos del porque está allí la imagen y la fe en él.
Continuará…
Como estos hay más testimonios del Padre Pío los que en próximas publicaciones iremos contando, ya que el fraile Italiano ha ‘tocado’ la vida de muchas personas que acudieron en su ayuda y quieren compartir sus experiencias.