En el libro “Memorias Ilustradas”, del Esc. Enrique A. Cesio, referido a los últimos 80 años de acontecimientos en Salto, que llegó a nuestras manos, leímos un hecho que ignorábamos, a pesar de recordar la pesadilla de las inundaciones de 1959, siendo muy niño aún, y según se señaló una de las peores inundaciones vidas en la ciudad.
Recordamos que Salto estuvo sin agua (por inundación de la usina de Salto Chico que por entonces abastecía la ciudad), sin luz, porque los viejos motores diesel de la usina eléctrica de calle Colón y Rivera también se vieron inundados y aislada por completo, porque por entonces la crecida de la cañada doña Jacinta, por entonces no estaba hecho el puente, así como el desborde del Río Negro por las continua y copiosas lluvias, determinó este aislamiento de varios días.
Pero lo que más me llamó la atención fueron los dos héroes anónimos, que Cesio admite no llegó ni a conocer sus apellidos, encargados de la vieja usina de OSE que a medida que avanzaba el río iban colgando los viejos motores que extraían el agua para abastecer la ciudad, hasta que se llegó al techo y ellos que habían aguardado hasta último momento para dar agua a la ciudad, ya no tuvieron salida.
Hubo que rescatarlos y Cesio fue testigo del grupo de voluntarios que procedió al rescate de estos funcionarios.
Es de esos caos de entrega voluntaria y desinteresada en que se arriesga hasta la vida por cumplir un servicio solidario.
Son héroes anónimos y heroínas que muchas veces siquiera conocemos sus nombres, pero su entrega es loable, ayuda incluso a salvar vidas humanas y no esperan recompensa alguna.
Es probable que en el caso que nos ocupa decenas de miles de salteños que pudieron tener agua potable hasta último momento en aquel abril del 59, ni siquiera se enteraron esta entrega. Pero a ellos seguramente no les importó porque no era la recompensa lo que buscaban.
Se trata de muestras de solidaridad y de servicio voluntarias que no se deben desconocer. Constituyen una gran enseñanza para todos y jamás se pueden confundir con otros gestos y muestras que no siempre son desinteresados.
Son en definitiva una muestra que genera una deuda de la que no debemos olvidarnos jamás.
A.R.D.