Hay policías que cumplen un rol encomiable en la sociedad y en algunas oportunidades así lo hemos destacado, pero como ellos hay también policías y otras altas autoridades corruptas, que en ocasión se transforman en los principales enemigos y traidores de los policías que pretenden cumplir con la tarea que les asignó la sociedad.
Prueba de ello es lo recientemente ocurrido en Cerro Norte, donde tras una persecución y balacera, la policía encontró lo que se considera un verdadero arsenal. Pistolas modificadas, un fusil de guerra y un rifle también modificado. Pero aún con lo inusual de la situación, que no nos sorprende para nada, lo que nos llamó la atención es que una de estas armas (la mayoría eran robadas), lucía la leyenda “Policía Federal Argentina”.
Este hecho ¿ha sido investigado? ¿Significa acaso que hay delincuentes encargados del pasaje de estas armas o hay policías del vecino país directamente involucrados en estos hechos, que venden o “alquilan” armamento?
Esta es la realidad y pocas veces hemos oído hablar de ella. Es que mientras se siga pretendiendo ocultarla o disimularla enfrascados en la búsqueda de sus responsables, no podremos esperar una cosa diferente a la que tenemos hoy.
No solo en este caso debe investigarse, pero la cuestión puede tener un alcance regional, con la gravedad que ello mostraría
El caso Marset simplemente es una muestra más de lo que decimos. No sólo la policía nacional, sino incluso la DEA y los organismos internacionales como INTERPOL han resultado burlados en este caso.
Alguien “chifló” y no es tan difícil saber quien fue, “don dinero” sigue reinando en estos hechos.
Pero basta ya, no podemos seguir jugando a la mosqueta. Lo hemos señalado en estas columnas, lo que está faltando son las verdaderas intenciones de investigar a fondo, sin concesiones a las dudas. Sin tomar por verdad absoluta lo que sostiene una fuente, que seguramente tiene intereses en el tema o puede tenerlos.
Se debe rascar hasta el hueso y lo hemos sostenido aquí siempre. Lo hemos dicho, los legisladores tienen la responsabilidad no sólo de votar las leyes, sino de controlar su aplicación, sin concesiones, sin excepciones, porque cuando se demoran en su pronunciamiento directa o indirectamente está siendo cómplices de la situación.
Aunque no sea ésta su función, la responsabilidad de lo que obran las personas designadas en estos puestos también en parte suya.
A.R.D.
