Nadie puede dudar hoy que la cuestión es entre la libertad y la responsabilidad. Pero no es un tema en blanco y negro y tiene muchos “bemoles”.
Muchas de las personas que abandonan su “burbuja” lo hacen obligados, para trabajar para conseguirse el pan o para cubrir sus necesidades.
Si se justifica o no esta decisión, nunca nos atreveremos a juzgar, por la sencilla razón que consideramos que hay que estar en los zapatos de quien la adopta para saber por qué lo hace.
Nadie que no haya visto como su familia, sus hijos o las personas mayores pasa hambre y necesidades, debiera juzgar estas decisiones.
Es fácil condenar de antemano y tratar a todo el mundo que tiene estas actitudes de irresponsables, de insensibles o insensatos. Lo difícil es entender cuanto de decisión personal tiene y cuanto de obligación social o dicho de otra forma en que medida es empujado a hacerlo quien lo hace.
En el fondo es una muestra más de la inequidad de nuestra sociedad, donde hay quienes pueden pasarse muchos meses o años quizás en sus “burbujas” o en sus casas, sin que les falte nada, y hay también familias uruguayas que si no trabajan un día no comen o no cubren sus necesidades esenciales.
Seguramente que también hay irresponsables, sobre todo jóvenes que se creen más allá de la pandemia y se reúnen y aglomeran y para nada le importa las consecuencias de su conducta. O justificamos, sino que sencillamente intentamos explicarnos estas conductas que algunos condenan con total dureza y otros preferimos observar y analizar, sin sentirnos más allá de todo.
Es que también es entendible que como seres humanos luchen por su libertad, sin considerar las consecuencias de su conducta. No buscan perjudicar a nadie, sino solo transgredir y romper las ataduras.
Sabemos que muchos de ellos se muestran prudentes y responsables en otros ámbitos y hoy a más de un año de conculcados varios derechos, es lógico que se den estas reacciones.
Al mundo adulto nos cuesta entender y se piden multas más fuertes y hasta cárcel para los organizadores y los participantes. Para nosotros no es el camino. La libertad siempre encontrará caminos y fisuras en todo sistema de opresión, porque en definitiva la vida vale la pena vivirla, pero no en una cárcel y vaya diferencia la existente entre morir por la pandemia o morirse de hambre y desnutrición.
A.R.D.
La cuestión es entre la libertad y la responsabilidad
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